› Por Javier Lewkowicz
El producto que la economía argentina más adquirió desde el exterior el año pasado fueron los vehículos con motor de entre 1500 y 3 mil centímetros cúbicos de cilindrada. En el séptimo lugar quedaron los autos con cilindrada mayor a mil pero menor a 1500 centímetros cúbicos. En total, los autos importados de ambas características mencionadas requirieron más de 4 mil millones de dólares entre enero y octubre, últimos datos disponibles a nivel desagregado. El segundo puesto fue para la importación de gasoil, y el podio lo completa el gas natural licuado. Las compras del sector energético también se llevaron el quinto y sexto lugar, en manos del gas natural en estado gaseoso y el fuel oil. En total, esas importaciones sumaron 6762 millones de dólares hasta octubre. En los primeros diez lugares del ranking también figuran circuitos impresos para celulares que se ensamblan en Tierra del Fuego, partes para la cabina de los autos, aviones de gran porte y camiones. Cash presenta el detalle, a nivel de producto, de las importaciones argentinas.
Si bien el año pasado estuvo marcado por el sesgo defensivo de la política comercial, un análisis más detallado de las importaciones permite comprender qué capacidad de freno tiene la política comercial sin afectar a la actividad productiva y el grado de impacto que sobre las compras externas supondría encarar una agresiva estrategia de sustitución de importaciones. Algunos de los productos más importados podrían ofrecer mayores posibilidades para esa sustitución, dada la escala de la demanda local. Los cincuenta primeros productos importados, analizados por posición arancelaria con una apertura de ocho dígitos, sumaron 24.501 millones de dólares entre enero y octubre. Eso representa el 43 por ciento de las importaciones totales en el período, 57.221 millones de dólares, lo que refleja una relativa concentración de las compras, si se tiene en cuenta que se adquirieron mercancías a través de 7800 posiciones arancelarias, bajo el mismo nivel de desagregación. El sector automotor, energía, electrónica, bienes de capital en general y productos químicos para el agro explican una gran parte de esas cincuenta posiciones arancelarias más importadas.
En el puesto 2, 3, 5 y 6 del ranking de productos más importados están los combustibles: gasoil, gas natural licuado, gas natural en estado gaseoso y fuel oil, respectivamente. La comparación de los datos con los de 2009, un año de flojo desempeño económico por el impacto de la crisis, da una idea del monto que en divisas representa la factura energética. Las compras de gasoil fueron en los diez primeros meses del año pasado de 2572 millones de dólares, más del doble que los 1038 millones de 2009. Un impactante salto mostraron las adquisiciones de gas natural licuado, de 251 a 2381 millones de dólares. El gas natural en estado gaseoso subió de 158 a 912 millones y fuel oil, de 311 a 896 millones de dólares. El descalabro de Repsol y las demás petroleras, bajo un débil esquema de regulación por parte del Estado, queda en evidencia con esos datos. También se importó energía eléctrica por 287 millones de dólares, y 333 millones para abastecer a buques y aeronaves. En total, la factura energética ascendió a 7383 millones de dólares.
Si se comparan los datos energéticos de diez meses de 2012 con los valores de todo 2011, la factura total cayó 12,4 por ciento, bastante por debajo de la reducción general de importaciones, del 22 por ciento. Sin embargo, el comportamiento para cada producto es dispar. La compra de gasoil, combustibles para buques y aviones y energía eléctrica cayó fuertemente. La adquisición de fuel oil lo hizo en menor medida, mientras que la de gas natural licuado y en estado gaseoso creció fuertemente.
El sector automotor es fuertemente deficitario a raíz de la baja utilización de partes y piezas nacionales por parte de las terminales instaladas en el país. Si se mide por producto, el mayor volumen importado se observa en vehículos terminados, donde los autos con motor de mil a 3 mil centímetros cúbicos de cilindrada sumaron más de 4120 millones de dólares en diez meses de 2012. Son en gran parte unidades que las multinacionales radicadas en el país adquieren de otras filiales que poseen en el mundo, particularmente desde Brasil. Cabe resaltar que el intercambio comercial de autos con el país vecino se encuentra regulado, de modo que el desbalance es limitado, gracias a las exportaciones de unidades, que también suman un valor importante. La compra de camiones sumó 868 millones y la de motos, 343 millones de dólares.
Desde el lado de los insumos para ensamblar los autos, entre los primeros lugares del ranking aparecen partes de la cabina, como accesorios, dispositivos de conexión eléctricos y resistencias, capó de aluminio y techo solar corredizo, por 789 millones de dólares. Se importaron cajas de cambio por 704 millones de dólares, y 654 millones de dólares en chasis, subchasis, pedales de acelerador, uniones flexibles para absorber vibración y dilatación de caños de escape y buje hidráulico. Los motores entre mil y 2500 centímetros cúbicos de cilindrada suman 608 millones, los ejes, 232 millones; frenos y sus partes, 211 millones; neumáticos, 334 millones, amortiguadores, 145 millones; ruedas, 132 millones; dirección hidráulica, 85 millones, y otras partes del motor, 84 millones. Son casi 4 mil millones de dólares entre enero y octubre, sólo en los productos con mayor volumen adquirido.
La producción de autos en diez meses de 2012 respecto de los valores de todo 2011 cayó un 25 por ciento. Sin embargo, la baja de partes y piezas fue menor, con algunas excepciones. Chasis y subchasis cayó 15 por ciento, seguido por cajas de cambio (16), partes de la cabina (17), frenos y sus partes (17), motores (23) y ejes, que cayó un 32 por ciento. En líneas generales, se observa una caída en la participación de la industria nacional, al bajar las importaciones menos que la producción.
Otro segmento de gran relevancia en el total de las importaciones son los artículos electrónicos. El cuarto lugar en la serie 2012 fue para los circuitos impresos que se utilizan en los celulares, con 920 millones de dólares. A pesar de la caída general de las importaciones, el grado de consumismo alrededor de los teléfonos, amplificado por las promociones y el recambio tecnológico, hizo que esas compras crecieran un 22 por ciento anual. También aparece en los primeros puestos la importación de partes de televisores, monitores y cámaras de fotos, otras partes de celulares y piezas de aires acondicionados, circuitos electrónicos integrados, unidades de memoria, lectores magnéticos u ópticos, dispositivos de cristal líquido (LCD) y láseres y routers. Estos artículos electrónicos que están en los primeros puestos suman 2600 millones de dólares. Son las fábricas ensambladoras de Tierra del Fuego las que los utilizan.
El sector agrícola es el principal generador de divisas, aunque también es demandante de maquinaria e insumos importados. De enero a octubre del año pasado se importaron tractores por 443 millones de dólares, también motores y partes de esas máquinas. En concepto de fertilizantes, como el glifosato, herbicidas, insecticidas y fungicidas, se gastaron 1120 millones de dólares. Son valores muy altos para un sector en el cual Argentina tiene probadas ventajas comparativas, que podrían soportar en el corto plazo un sobrecosto en el marco de una estrategia de sustitución.
En el plano de los insumos industriales, se destacó la importación de mineral de hierro por 635 millones de dólares para la industria siderúrgica, mientras que la compra de carbón llegó a 266 millones. En el sector químico, entre polietileno, productos para elevar el octanaje de la nafta sin plomo, pigmentos para uso como colorantes, resinas, productos de limpieza, polímeros de propileno y productos para uso cerámico, las compras llegaron a 1194 millones de dólares. En tanto, medicamentos varios, sueros con anticuerpos, remedios contra el cáncer y de farmacia en general, escalaron a casi mil millones de dólares.
La inversión privada está fuertemente atada a la importación de bienes de capital. En 2012, sobresalieron las compras de aviones de peso en vacío superior a 15 mil kilogramos, por 666 millones de dólares, cables para bujías de encendido (190 millones), turborreactores y turbopropulsores (178 millones), equipos de enfriamiento comercial y enfriadores de líquidos (150 millones), paneles y consolas eléctricas (124 millones), llaves hidráulicas y máquinas de soplado (121 millones), bielas e inyectoras (115 millones), motores diesel o semidiesel (112 millones), estaciones base de telefonía celular (104 millones), aparatos de corte o conexión de circuitos eléctricos (96 millones) y tornillos y pernos, por 90 millones de dólares, entre otros.
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