CALIDAD DEL SERVICIO, JUICIO AL ESTADO Y AUMENTO DE TARIFAS
“Queremos una suba progresiva”
El director general de Edenor sostiene que los usuarios reconocen que las tarifas deberían subir, pero, a la vez, que no quieren el aumento. Dice que prestan el servicio más barato en dólares del mundo.
› Por Cledis Candelaresi
Edenor pertenece en un 90 por ciento a la estatal Electricité de France, que amagó con presentar un recurso judicial contra el Estado argentino por el congelamiento de tarifas. Sin embargo, la estrategia de la distribuidora local aparenta ser más amigable, en parte porque apuesta a que ningún candidato a presidente con chances representa un riesgo para su negocio. Henri Lafontaine, el director general, justificó ante Cash esa percepción y explicó por qué no hay riesgos inmediatos de cortes de luz. Es el primer directivo de una privatizada que concede un reportaje luego de que estallara el conflicto de las tarifas públicas tras la devaluación.
¿Con qué expectativa evaluó demandar al Estado argentino por la ruptura de contrato?
–Yo no puedo hablar por el accionista principal de la compañía. Edenor como tal no tiene ninguna acción presentada ni planeada, al menos por ahora.
¿Cuál es el horizonte con el que trabaja: el de los 85 años de concesión aún pendientes o contempla la posibilidad de desinvertir, en caso de que no haya una mejora tarifaria en el corto plazo?
–Nuestro horizonte sigue siendo el fin de la concesión. A principios de 2002 hubo una ruptura del equilibrio del contrato y la idea es recuperarlo.
¿Cómo piensan encontrar ese equilibrio: subiendo tarifas o disminuyendo la calidad de la prestación?
–Por ambos caminos. Por un lado, con una suba de tarifa progresiva, ya que no se puede subir de golpe todo lo que hace falta, porque eso sería una estupidez. Pero también es necesario relajar las obligaciones del contrato. Debe haber un equilibrio entre ingresos y cargas.
¿Las inversiones de Edenor están paradas?
–No, porque no se pueden parar. Pero son apenas un quinto o un sexto de lo que eran en el pasado.
Esto significa que habrá una pérdida importante en la calidad del servicio.
–Durante diez años hicimos inversiones suficientes como para sostener todavía una buena calidad de la prestación. Fueron 1200 millones de dólares, 500 financiados con deuda, que lograron mejorar el servicio. En 1992 el promedio de cortes era de 22 horas anuales por cliente y ahora bajó a 4,5. Aun en el 2002, que fue el año crítico, la calidad del servicio mejoró. Hay una especie de inercia por las inversiones ya hechas. Pero es cierto que no podemos continuar así mucho tiempo.
¿Cuánto podría mantenerse la prestación con las tarifas congeladas?
–Ya antes de la crisis la tarifa de Edenor era la más barata del mundo en dólares (muestra un cuadro comparativo con precios de distintos países). Con esa tarifa, en el mediano plazo no podremos seguir garantizando este servicio. Ahora tenemos una gestión de corto plazo, de caja. Pagamos la compra de energía, el personal, los costos de reparación y mantenimiento mínimo. Lo que resta es para los intereses de la deuda, ya que al capital lo refinanciaremos cuando tengamos en claro qué pasará con nuestros ingresos. Pero si no hubiera alguna solución a fines del 2003 o a inicios del 2004 el sistema sí corre riesgos. En particular porque prensamos que habrá un aumento de la demanda que trae aparejada la necesidad de más inversiones.
¿Cómo cree que podrá conciliarse la necesidad de subir sus precios con las dificultades de la mayoría de la población para aumentar gastos?
–Es importante tener en cuenta que un día de luz vale menos que un boleto de colectivo. Una familia media gasta 74 centavos por día, contra 80 centavos de un boleto de colectivo. Es cierto que muchos usuarios tienen dificultades. Pero con 74 centavos no se puede dar un buen servicio. Nosotros arrimamos al Gobierno un proyecto de tarifa social paraun sector que no puede pagar. Pero también existen los consumos mayores, de usuarios que realmente tienen capacidad de pagar.
¿Edenor piensa apelar el dictamen judicial que dejó en suspenso el aumento de tarifas?
–No. No nos corresponde a nosotros apelar una medida en contra de un decreto del Gobierno. Sí queremos un aumento y muy superior al 10 por ciento. Pedimos un ajuste del 36 por ciento. Edenor no es parte en el pleito entre las asociaciones de consumidores y el Gobierno. Intervenir sólo dilataría la resolución del problema.
¿Conversaron este tema con los postulantes a las próximas elecciones?
–No directamente con los candidatos, pero sí tuvimos reuniones técnicas con sus equipos.
¿Cuál de los candidatos cree que ofrece más garantías?
–(Risas.) No puedo responder esa pregunta.
¿Por qué cree que las asociaciones de consumidores se oponen con tanta firmeza a la subas de tarifas públicas y son más tolerantes con los aumentos en otros productos de la canasta básica?
–Según nuestras encuestas, la gente reconoce que las tarifas no están al nivel que deberían, pero responden que no quieren aumentos. Las noticias anunciando los aumentos jugaron en contra, maldisponiendo a los usuarios. En cambio, los precios que son libres subieron y listo.
Tal vez la sensibilidad se explique porque las privatizadas tuvieron utilidades extraordinarias.
–No es nuestro caso. Ya antes de la crisis nuestra rentabilidad era de sólo el 5,4 por ciento.
¿Algún candidato se niega a hacer cualquier corrección tarifaria?
–Mi impresión es que ninguno quiere eludir el problema.