EXPANSIóN DE LAS EMPRESAS RECUPERADAS. RESISTENCIA EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
La cantidad de empresas que pasaron a ser manejadas por los trabajadores aumentó 28 por ciento respecto de 2009 en la ciudad de Buenos Aires. En total, están en funcionamiento 50 empresas recuperadas.
› Por Candela Hernández * y Denise Kasparian **
La recuperación de empresas por parte de sus trabajadores, fenómeno que eclosionó al calor de la crisis de 2001, continúa siendo una realidad plenamente vigente. Pese al clima político adverso al desarrollo de estas experiencias en la ciudad de Buenos Aires, nuevas recuperaciones tienen lugar y miles de trabajadores se organizan para defender sus puestos de trabajo.
Según un relevamiento realizado en la ciudad de Buenos Aires por el Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas y Autogestionadas del Instituto de Investigaciones Gino Germani, se encuentran en funcionamiento 50 empresas recuperadas, registrándose un crecimiento de unidades productivas del 28 por ciento respecto a 2009, año en que se realizó el relevamiento anterior. La puesta en marcha de las empresas por parte de sus trabajadores ha permitido conservar más de 2000 puestos de trabajo, los cuales se concentran en pymes de las ramas de actividad gráfica, alimentaria, metalúrgica, gastronómica y textil. Es de destacar la viabilidad económica de estas experiencias: un 75 por ciento de las cooperativas relevadas manifiesta haber mantenido o mejorado los niveles de producción respecto del año anterior.
A nivel nacional, múltiples han sido las señales que favorecen el desenvolvimiento de las empresas recuperadas. Una de las principales es la modificación de la Ley de Concursos y Quiebras promulgada en 2011, la cual garantiza la continuidad productiva de las empresas en manos de los trabajadores conformados en cooperativas. Esto constituye un gran paso en el plano legal, pues anteriormente la autorización para que los trabajadores continuaran con la producción era una decisión que quedaba a discreción de los jueces a cargo de las quiebras. Junto a esta ley existen diversas políticas y programas que apuntalan estos procesos con asesoramiento, capacitación y financiamiento.
A contramano de este contexto favorable para las recuperaciones, en los últimos dos años el jefe de Gobierno porteño se ha dedicado a vetar una y otra vez las leyes de expropiación que declaran de utilidad pública los bienes de las empresas fallidas y los transfieren a las cooperativas para su usufructo. Los emprendimientos de gestión asociativa quedan inmersos en situaciones de precariedad y desprotección respecto a la tenencia de los bienes muebles e inmuebles. En sintonía con esta política, durante el 2013, la Policía Metropolitana ha respondido a la ocupación de los lugares de trabajo para su recuperación productiva con desalojos y prácticas de intimidación. La ciudad de Buenos Aires ha demostrado ser un lugar hostil para las empresas recuperadas, junto a tantos otros procesos que bregan por la defensa y la ampliación de derechos de sus habitantes.
¿Cómo es posible entonces que la ciudad de Buenos Aires siga siendo testigo de la emergencia de este tipo de emprendimientos productivos? El desarrollo de estos procesos, más allá del contexto de crisis que potenció su emergencia, se vio favorecido fundamentalmente por la instalación cultural de la recuperación de empresas, convirtiéndose en una alternativa conocida y valorada positivamente por los trabajadores para enfrentar el despido resultante del cierre de empresas. La experiencia acumulada redunda en la existencia de una serie de pasos y acciones cuya ejecución facilita la recuperación. Asimismo, los movimientos y organizaciones que nuclean a empresas recuperadas y cooperativas de trabajo poseen los conocimientos y recursos organizativos necesarios para incentivar y colaborar con los nuevos procesos de recuperación.
Al mismo tiempo, este fenómeno ha ganado una estima social positiva en amplios sectores de la sociedad, dotando a los procesos de recuperación de empresas de una legitimidad que propicia su viabilidad. En una reciente encuesta representativa de 600 casos en el Area Metropolitana de Buenos Aires, realizada por el proyecto UBACyT “La cultura de la recuperación de empresas”, con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, junto con el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Economía Social en América Latina, se constata que la mayoría de la población conoce estas experiencias, siendo el dato más llamativo que el 89 por ciento de dicho universo las valora positivamente. El elemento central sobre el que se construye esta valoración social es la defensa de la fuente de trabajo: el 80 por ciento de los encuestados señala este criterio para fundamentar su valoración. El trabajo está fuertemente anclado a nuestra cultura. Por un lado, es percibido como el medio legítimo para obtener los recursos necesarios que posibilitan la reproducción de la vida. Por el otro, construye identidad, al ser la actividad humana por excelencia de creación de lazos de pertenencia y de acceso a derechos y reconocimiento. Estos elementos son la base de la legitimidad de la que gozan las empresas recuperadas.
En definitiva, pese al contexto adverso que opone la ciudad de Buenos Aires, son principalmente el arraigo en la cultura popular de un valor tan caro a la sociedad argentina como lo es el derecho al trabajo, y la inclusión de la recuperación de empresas en la “caja de herramientas” de los trabajadores, los elementos que mantienen en pie estas experiencias de trabajo y dignidad
* Socióloga y miembro del Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas y Autogestionadas (IIGG-UBA).
** Socióloga, becaria doctoral Conicet y miembro del Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas y Autogestionadas (IIGG-UBA).
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