ELECCIONES EN ALEMANIA
› Por Juan Manuel Ortiz *
En un contexto de crisis internacional que ha derivado en la aplicación de políticas de ajuste en los países europeos, donde Grecia y España ostentan preocupantes índices en materia social y resultan los claros “perdedores” del bloque, el país que ostenta la hegemonía en la Unión Europea apostó nuevamente por la continuidad de las políticas de Merkel.
Con el neoliberalismo como bandera insignia, a cinco años de la peor crisis que ha vivido el capitalismo, el país más poderoso de Europa emprendió un camino que demuestra que los ricos son cada vez más ricos, mientras que el resto de la población tiene ingresos cada vez más bajos.
Las recientes elecciones en Alemania le permitirán a Merkel asumir un nuevo mandato a través del cual ejercerá el cargo de canciller durante doce años. Lo curioso es cómo la Democracia Cristiana (CDU) logró obtener el mejor triunfo desde 1990 en una situación de creciente desigualdad social. En un informe presentado a principios de este año por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales alemán puede observarse que sólo el 10 por ciento de la población alemana posee el 53 por ciento de la riqueza total del país; mientras que el 50 por ciento más pobre sólo alcanza el 1 por ciento. Cabe destacar que, diez años antes, este último segmento poseía el 4 por ciento de la riqueza. Lo paradójico es que el desempleo ha descendido y no llega al 7 por ciento, por lo tanto se arriba a la conclusión del deterioro salarial de los alemanes.
En este sentido, desde la Asociación Alemana para un Bienestar Equitativo comentan que los salarios reales no se incrementaron, mientras que los beneficios empresarios se han más que duplicado. Las principales causas parecen ser la precarización laboral y la disminución de la tasa impositiva a las rentas más altas. Las cifras demuestran que el 25 por ciento de los trabajadores se encuentra precarizado y que ocho millones de personas viven con menos de 450 euros mensuales debido a los llamados “mini-jobs” o trabajos de tiempo parcial. Así, uno de cada siete alemanes puede caer en la pobreza –alrededor del 15,1 por ciento de la población–, según cifras de la Oficina Federal de Estadística en Wiesbaden.
Acerca de la cuestión tributaria, desde 1990 los impuestos a los sectores de más altos ingresos se redujeron un 10 por ciento, mientras que la imposición fiscal a la clase media subió un 13. La inequidad impositiva es un proceso que se estableció desde la reunificación alemana.
Alemania se ha caracterizado por ser uno de los países más exportadores del mundo. Pero no sólo ha perdido la primacía frente a China, sino también que en mayo último se produjo el mayor descenso de las exportaciones desde diciembre de 2011, según informes de la Oficina de Estadística Alemana. Cabe destacar que la mitad del Producto Bruto se exporta, y de ese total el 40 por ciento se destina a los países de la zona euro. Con las políticas de austeridad que la “locomotora alemana” predica para el resto de los países en crisis, es muy probable que las exportaciones sigan cayendo aún más.
La austeridad fiscal tampoco aporta resultados positivos con respecto al pago de la deuda alemana: mientras que en 2010 representaba el 120 por ciento del PBI, en el 2012 alcanzó el 170, luego de dos años de ajustes, según un informe del Financial Times Deutschland, de febrero de 2012.
Por lo tanto, ¿qué camino tomará Alemania? ¿Seguirá insistiendo en políticas ortodoxas que sólo llevan a una mayor desigualdad social? El Estado de Bienestar alemán que pudo construirse tendrá serios problemas para mantenerse en el futuro si continúan las políticas encaradas hasta el momento: desde la crisis del 2008 el dinero fue dirigido a los bancos, mientras que las mayorías son cada vez más pobres
* Centro de Economía Política
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