Dom 19.01.2014
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ENEL, EL GRUPO ENERGéTICO ITALIANO

Radiografía del dueño de Edesur

El accionista controlante de Enel es el Ministerio de Economía y Finanzas de Italia. En la Argentina, además de Edesur, participa de forma directa e indirecta en unas 19 compañías del sector energético nacional.

› Por Federico Bernal

El Ente Nazionale per l’energía Elettrica (Enel) es la compañía energética más poderosa de Italia y una de las más importantes gasíferas y eléctricas de Europa. Emplea a cerca de 73 mil personas. Sus operaciones se extienden por América, Europa, Africa y Asia, alcanzando los 61 millones de clientes. Enel nació en 1962 como una empresa íntegramente estatal.

En 1992, el mismo año de la privatización de Segba, la estatal italiana comenzaba un proceso de privatización parcial. Sin embargo, y casi dos décadas después, el Estado italiano no ha perdido el control de la compañía. Su accionista controlante es el Ministerio de Economía y Finanzas de Italia, con un 31,24 por ciento del capital social.

El Grupo Enel es la controlante de Edesur a través de Endesa, con el 72 por ciento del paquete accionario de la distribuidora eléctrica. El restante porcentaje está prácticamente todo en manos de Sadesa (Miguens Bemberg, Caputo, Escasany). Además de Edesur, Enel participa de forma directa e indirecta en unas 19 compañías del sector energético nacional.

El último balance de Enel (2012) arrojó ingresos por 84.889 millones de euros (6,8 por ciento superior a 2011) y una utilidad neta de 7735 millones. Su deuda financiera neta era de 42.948 millones de euros (9435 millones de corto plazo) a diciembre de 2012. Enel opera en Rumania, Eslovaquia, Rusia, Grecia, Serbia, Croacia, Bélgica, Francia, España y Portugal; en Africa, en Argelia; en América del Norte, en Canadá y EE.UU.; mientras que en América latina lo hace en generación, distribución y transporte gasífero y eléctrico en casi todos los países de la región. Sus dos pilares son Italia y la División Iberia y América Latina. En el primer caso, aporta el 22 por ciento del total de la energía consumida en el país, siendo la empresa líder en electricidad vendida y distribuida. En la página 13 del informe, se lee: “...la calidad del servicio medido en las interrupciones por cliente promedio pasaron de 3,8 en 2011 a 3,7 en 2012. Las duraciones promedio de los cortes por cliente pasaron de 44 minutos en 2011 a 46. Este aumento fue en parte atribuido a los extraordinarios eventos climáticos registrados en febrero de 2012”.

En la Argentina

En 2012, la generación de electricidad para la División Iberia y América Latina alcanzó los 141.434 millones de kWh. En la Argentina, el Grupo Enel generó 15.222 kWh (tercera después de la Península Ibérica y Chile), registrando una caída de 4,6 por ciento respecto de 2011. En cuanto a la potencia instalada de Enel en nuestro país, se ha mantenido invariable desde 2011, con 4403 mW. Estos datos resultan sumamente contraproducentes cuando, según consta en el mismo informe, las ventas de electricidad que el grupo registró en el país se incrementaron 3,3 por ciento entre 2011 y 2012. Incluso ratifica el incremento del 3,7 por ciento en la demanda eléctrica total argentina entre (2011 y 2012), mayor que Brasil. Finalmente, el Grupo Enel participa en el sector energético nacional de forma directa e indirecta en 19 compañías (entre holding company, distribución, transmisión, transporte, generación, comercialización de electricidad y gas natural).

¿Quién controla al Grupo Enel y quién regula al sector eléctrico en Italia?

En el responde: “La compañía está bajo el control de facto del Ministerio de Economía y Finanzas, el cual tiene suficientes votos como para ejercitar una influencia dominante en las reuniones de accionistas”. En la página 240 de su reporte anual, se lee además que “ningún accionista puede tener una participación superior al 2 por ciento en el capital de la compañía, con la excepción del Ministerio de Economía y Finanzas de la República de Italia (la cual posee el 31,24 por ciento de las acciones) y el fondo Black Rock Inc. (que detenta el 3,33 por ciento)”. En la página 241, menciona que el gobierno italiano ejerce a través del referido ministerio “poderes especiales”. Algunos de éstos son los siguientes: “Con la finalidad de implementar las regulaciones a las privatizaciones, la normativa corporativa asigna al gobierno italiano (representado por el Ministerio de Economía y Finanzas) algunos poderes especiales, los cuales son ejercitables más allá del número de acciones en manos del antedicho ministerio, (...): a) oposición a la adquisición de un número significativo de acciones (es decir, un 3 por ciento o superior del capital accionario de Enel) por parte de quienes estén limitados en la cantidad de acciones a ser controladas (...); b) oposición a acuerdos entre accionistas (...) cuando esté involucrado un 5 por ciento o superior del capital accionario de Enel; c) veto a la adopción de resoluciones que puedan impactar fuertemente en la compañía (transferencia, fusión, división de la compañía), (...); y d) designación del director sin poder de voto”.

Los precios de la electricidad así como el sector eléctrico es definido por el Estado a través de la Autoridad para la Regulación del Gas y la Electricidad, “actualizados cuatrimestralmente según criterios designados para asegurar que los costos operativos sean cubiertos” (página 76). Asimismo y mediante un decreto-ley, se han definido nuevas reglas en materia de control gubernamental sobre compañías que operan en los sectores de defensa y seguridad nacional así como en aquellas desempeñadas en áreas de energía, transporte y comunicaciones. Por ejemplo, se incluyó el concepto de “interés público”, envistiendo al presidente del Consejo de Ministros (y al Ministerio de Economía y Finanzas toda vez que figure como accionista de compañías afectadas) con el poder de: a) “veto, cuando las resoluciones, actos o transacciones representen una amenaza real de serias consecuencias para el interés público (...)”; b) “condicionar las operaciones e imponer condiciones en función de la protección del interés público, pudiendo oponerse a compra directa de acciones” (página 242).

Conclusiones

En función de lo expuesto, resulta más que sorprendente escuchar al neoliberalismo doméstico quejarse de la supuesta insolvencia del Estado argentino a la hora de hacer frente a las inversiones que el sector energético nacional precisa para, argumentan ellos, salir de la “crisis energética”. Sin embargo, nada dicen de la elevadísima deuda financiera de la controlante de Edesur. Sorprende la defensa de una política energética mercadista (el mercado como actor protagónico de la energía y la electricidad; el Estado simple regulador) y el rechazo a una hipotética reestatización de la distribución eléctrica a nivel nacional, siendo que la controlante de Edesur es nada más ni nada menos que el Estado italiano a través de su Ministerio de Economía y Finanzas.

El sector energético italiano (eléctrico como hidrocarburífero) está fuertemente regulado y controlado por su respectivo Estado, tanto en calidad de empresario como de autoridad regulatoria y fijadora de tarifas (vía control de costos y utilidades). Resulta lógico que representantes del neoliberalismo quieran que Edesur siga en manos del Estado italiano (y de los Miguens Bemberg, Caputo, Escasany a través de Sadesa). Así va bien, obviamente, para intereses que no son los de la mayoría de la población y mientras la “caja” no sea apropiada por el Estado argentino. Es que según se desprende del informe de Enel, de los ingresos totales que la compañía italiana registró en 2012, 1505 millones de euros se distribuyeron entre accionistas, 4215 millones fueron a parar al Ministerio de Economía y Finanzas, 2970 millones para acreedores, 4860 para empleados y 9986 para empresas.

¿Cuánto fue a parar de la “caja” Enel a Edesur y a los millones de ciudadanos del AMBA? Lamentablemente, nada se dice en el informe examinado de los cortes de luz padecidos por los clientes argentinos de Edesur durante 2012. En el de 2013 tampoco se dirá nada de los cortes del pasado diciembre. Italia está muy lejos y sus intereses también. Quien se encargue de distribuir y comercializar electricidad en la Argentina no puede tener más compromiso que con la calidad de vida de la población atendida con su servicio. Nada especial. Los italianos lo hacen.

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