Dom 16.02.2014
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DEVALUACIóN, EMPRESAS Y BIENES DE LA CANASTA BáSICA

“Impedir el saqueo”

El diputado Héctor Recalde propone que las empresas proporcionen a los sindicatos “toda la información necesaria”, por ejemplo cómo se distribuyen los beneficios de la productividad. El objetivo: bajar los precios.

Por Héctor P. Recalde * El 11 de febrero pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner citó un discurso del general Perón del 15/4/53, año del nacimiento de Cristina. Ese día, el General dijo en Plaza de Mayo que “...es menester que nos pongamos a trabajar conscientemente para derribar las causas de la inquietud creada a raíz de la especulación, de la explotación del agio por los malos comerciantes... El que no quiera molestarse en nada, dice que el Gobierno haga bajar los precios. El comerciante que quiere robar, dice que lo que corresponde es dejar los precios libres”. En cuanto al control de precios, dijo que la tarea no era sólo “...del Gobierno y los inspectores, sino de cada uno de los que compran, que es el mejor inspector que defiende su bolsillo”. En torno de la participación popular, dijo la Presidenta que “estar unidos no significa pensar lo mismo en todo, estar unidos no significa no tener diferencias, pero nadie puede estar de acuerdo en que saqueen a los argentinos, después del esfuerzo que nos ha costado llegar a todos hasta aquí”. La disparada irrazonable de los precios, sea por avidez, especulación o para intentar erosionar al Gobierno, es un problema de todos. En consecuencia la respuesta no puede ser individual o de sector, debe ser colectiva. “Es menester que cada ciudadano se convierta en un observador minucioso y permanente, porque la lucha es subrepticia. No vamos a tener un enemigo enfrente: colocan la bomba y se van. Aumentan los precios y se hacen los angelitos. Organizan la falta de carne y dicen que ellos no tienen la culpa. Al contrario, por ahí, en un diario, sacan un artículo diciendo que ellos, en apoyo del Gobierno, quieren que venga la carne, pero la carne no viene”, decía Perón en ese diálogo con el pueblo. No podemos ser ingenuos y esperar que bajen los precios que aumentaron excesivamente en las últimas semanas apelando sólo a la razonabilidad de aquellos que tienen como práctica la evasión, la especulación, las trampas y la desestabilización. Los precios no aumentan solos; hay empresarios que los aumentan, y los hay también que no los rebajan ni aun cuando bajen los precios de sus insumos. El ejemplo del pan es elocuente: en noviembre pasado el precio de la bolsa de harina bajó un 30 por ciento, pero el kilo de pan mantenía los mismos precios que en octubre. La sociedad civil y sus organizaciones deben asumir la tarea de denunciar y castigar a quienes pretendan retrotraernos a un pasado ignominioso. Esta batalla no puede ser librada sólo por el Gobierno. Sería trágico que el pueblo y sus organizaciones se sentaran en la tribuna a presenciar quién gana esta pelea. Controlar, informar, no comprar, o comprar donde esté mas barato, son algunas de las medidas que podemos implementar. El pueblo y por sobre todo la dirigencia social y sindical seguramente asumen con madurez esta epopeya patriótica que nos devuelva la tranquilidad y la confianza en que lo conquistado esta vez no tendrá retorno. Todos, sean los solidarios por su propia naturaleza como los egoístas en defensa propia, tenemos que ponernos la camiseta argentina y jugar este Mundial contra la especulación y contra aquellos que siguen conspirando contra el bienestar del pueblo. Cada uno de acuerdo con sus posibilidades y todos a una, como Fuenteovejuna. Con las leyes vigentes –la de Abastecimiento, Lealtad Comercial o Defensa del Consumidor–, lo están haciendo el Gobierno y organizaciones sociales pertinentes, porque dentro de la ley todo, fuera de la ley nada. Además de la cuestión precios, este escenario marca una puja entre dos concepciones, una solidaria y participativa (republicana), y otra individualista y egoísta (neoliberal). Cuando desde la prensa hegemónica proponen que “a los precios te los cuide Cadorna”, como si se tratara de la que paga es nuestra Presidenta y no todos, lo que se busca es exacerbar los sentimientos del egoísmo, tender a que el oprimido blanda los estandartes del opresor. A ese discurso oponemos un “si no te interesa que a todos nos quieran cobrar el doble de lo que vale, seguí en la tuya; somos muchos los que vamos a cuidar los precios que también te cobran a vos”. Los sindicatos tienen herramientas fundamentales, como las de la Ley 25.877, que derogó la denominada ley Banelco. Algunas de ellos tienen que ver con el derecho a la información, facultad temida, casi diría aborrecida por los agiotistas, los especuladores, los ávidos y los evasores. Este temor refleja su magnitud. La información es poder. Esta es una lucha previa a la discusión en las paritarias: lograr que los precios vuelvan al nivel razonable. Nadie pide a los empresarios ninguna renuncia a la rentabilidad. Sólo que sea razonable. Como decía el general Perón: “No queremos ser injustos con nadie. Ellos tienen derecho a ganar, pero no tienen derecho a robar”. Las empresas les deben proporcionar a los sindicatos “toda la información necesaria”, por ejemplo cómo se distribuyen los beneficios de la productividad. Las de más de 300 trabajadores deben elaborar anualmente un balance social, que incluye el balance general anual, cuenta de ganancias y pérdidas, estado y evolución económica y financiera de la empresa, y del mercado en que actúa, información también sobre actos de tercerización y subcontratación. Con sustento en ello, los sindicatos tienen derecho a exigir de las empresas que les informen, entre otros datos, el detalle de unidades producidas, el total facturado, el precio de venta por unidad, el costo laboral por unidad producida, los precios de los insumos de producción –tanto nacionales como importados, para verificar la real incidencia del tipo de cambio en los costos–, existencias en stock, la rentabilidad bruta y neta de la empresa, y la distribución de las utilidades. Con esta información se aportará claridad, se conocerá mejor la realidad y se terminará con los que acaparan, especulan o medran a expensas de los derechos y del bolsillo de los trabajadores. A partir de ello se facilitará la discusión en la negociación colectiva. A los que pretenden asustar a la sociedad con el temor por lo que pueda pasar con las paritarias, hay que puntualizarles que el 98 por ciento se desarrollarán recién entre el segundo y tercer trimestre del año. Las expectativas son importantes en la economía, y la sociedad debe estar tranquila. Estabilizar los precios ahora contribuye a la racionalidad en las paritarias. Ya se hizo con los alimentos, bebidas y otros productos amparados en el programa de Precios Cuidados; y con los de insumos industriales como acero, aluminio y petroquímicos; medicamentos; combustibles, electrodomésticos y productos para la construcción, retrotrayéndolos, algunos al 1º de enero y otros al 21. Es un buen comienzo. Desde mi orgullo peronista destaco que en nuestra historia dos fueron los presidentes que lograron rebajar los precios: Perón en 1953 y Cristina, ahora. Con esta lucha colectiva se evitará el saqueo a los bolsillos del pueblo * Diputado de la Nación, Frente para la Victoria.

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