Dom 06.04.2014
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ACTIVOS POR UNOS 300 MIL MILLONES DE DóLARES EN EL EXTERIOR

Fuga de capitales argentinos

Un reciente informe de Cefid-Ar retoma uno de los principales condicionamientos del desarrollo económico local: el giro de ahorro doméstico al exterior convertido en dólares.

› Por Cristian Carrillo

El crecimiento del stock de los activos offshore de argentinos en los últimos veinte años fue superior a 250 por ciento. Si la medición se realiza a través de la Posición de Inversión Internacional (PII), se ubica en torno de los 205 mil millones de dólares. Sin embargo, según estimaciones del ex gerente del Banco Central Matías Kulfas y el economista Eduardo Basualdo, esa medición subestima esa posición, que –sostienen– se ubicaría en torno de los 300 mil millones de dólares. Los distintos blanqueos que se llevaron a cabo en el país buscaron captar parte de esos fondos. Esta semana, el Gobierno decidió prorrogar por tres meses –tercera vez– el programa de exteriorización de capitales. Un estudio realizado por Cefid-Ar sostiene que los recurrentes blanqueos sólo alientan aún más el ataque especulativo, ya que permite continuar e incluso ampliar ese tipo de operaciones. El documento agrega la necesidad de una reforma tributaria que grave también bases inamovibles para evitar este tipo de maniobras.

En el último lustro, la formación de activos externos promedió los 22 mil millones de dólares anuales, según las estadísticas del Balance Cambiario del Banco Central. “En los años de la crisis de la convertibilidad (2000-2001), la estadística oficial arroja un llamativo descenso de la fuga de capitales, mientras que en la estimación propia y otras estadísticas del sistema financiero muestran un importante aumento. La discrepancia reside en que la metodología oficial utilizada para calcular la PII ha tendido a subestimar la fuga en esos años”, señala el informe elaborado por Jorge Gaggero, Magdalena Ruas y Alejandro Gaggero.

Los últimos datos publicados muestran que poco menos del 85 por ciento del total del stock corresponde a la categoría Otros activos, que contiene como principal componente depósitos bancarios en el exterior, la tenencia de divisas en billetes y las inversiones en cartera. Sólo el 15 restante corresponde a inversión directa, que incluye inversión de empresas e inmobiliaria.

El informe de Cefid-Ar analiza la fuga de capitales desde la cuestión del incumplimiento y la estructura tributaria local y los frecuentes blanqueos de capitales. Una primera relación económica vincula los excedentes provenientes del incumplimiento tributario con los flujos anuales de fuga estimados por las estadísticas oficiales. El segundo establece las relaciones entre el nivel de excedente supuesto y los índices de monetización y bancarización de Argentina para el mismo año. El resultado es un nivel de incumplimiento tributario que se estima actualmente, considerando todos los niveles de gobierno, en alrededor de 30 por ciento promedio, el equivalente a 16 puntos del PIB. “En la Argentina, la recaudación potencial teórica no es realizable por los graves problemas e inadecuaciones que arrastra la normativa tributaria desde hace decenios y, por otra parte, debido a que el efectivo cobro de la totalidad de los tributos y cargas dejaría fuera del sistema económico a muchos sectores de actividad, segmentos de la pequeña y mediana empresa y personas físicas”.

Para captar esos fondos se mantiene abierto el programa de exteriorización de capitales, bajo el argumento de agilizar los instrumentos que se crearon para el blanqueo, el bono para inversiones en infraestructura y el certificado para el sector inmobiliario. El estudio señala que los fondos negros provenientes del incumplimiento tributario que giran en el interior de la economía, en moneda nacional, son de una enorme magnitud. Por lo tanto, “los periódicos blanqueos de capital, que facilitan su reinserción (al menos parcial) en el proceso económico formal, resultan indispensables a los agentes económicos incumplidores de sus obligaciones fiscales (tanto para asegurar la continuidad de sus negocios locales como para concretar plantes de ampliación y/o diversificación de los mismos)”, señala el informe. En los últimos cuatro años hubo dos programas de blanqueo, uno en 2009 y otro en 2013.

El sistema tributario tampoco colabora. Los ingresos fiscales tienen una débil sustentabilidad estratégica. Están atados a los ciclos económicos, además de afectar la competitividad de la economía y la equidad socioeconómica. “Resultan de un peso ridículo los tributos que se aplican sobre los patrimonios y también se destaca la ausencia del impuesto a la herencia; en ambos casos, se trata de instrumentos cuyas bases no son móviles. En otras palabras, la propiedad registrable no fuga y, a pesar de ello, se la grava muy poco en la Argentina”, concluye

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