Dom 08.06.2003
cash

DEVALUACIóN, PLAN REMEDIAR, GENERICOS Y LA COMPETENCIA

“El precio más bajo puede más”

La ley de genéricos provocó una fuerte expansión de los laboratorios que producen los medicamentos sin marca. La caída de precios fue uno de los efectos más evidentes de esa política oficial.

Por Cledis Candelaresi

La decisión del Ministerio de Salud de forzar la receta de medicamentos por su principio activo y no por su marca comercial fortaleció el negocio de los denominados “genéricos”. Laboratorios Richmond, firma nacional especializada en remedios genéricos contra el sida y oncológicos, es una de las beneficiadas por esa política oficial, que también incluye los planes financiados por el BID de provisión de drogas a hospitales públicos. Su presidente, Gustavo González, explicó a Cash por qué vender al Estado hoy no es una desgracia.
¿La ley de genéricos provocó un boom en la industria de esos medicamentos?
–Sí. Crecimos en las ventas institucionales, que son nuestro fuerte, a la vez que triplicamos las ventas en farmacias.
¿Aumentar la venta en farmacias no obliga a combatir el temor de los consumidores a los productos de marca no conocida?
–Hay alguna resistencia. Pero el precio más bajo puede más. Los genéricos le permitieron a mucha gente pagar medicamentos a los que, de otro modo, no hubieran accedido.
Entonces, ¿la ratificación de Ginés González García al frente de Salud es auspiciosa para ustedes?
–En alguna medida sí, porque creo que continuará con esta política de promoción de genéricos y de planes oficiales que, en general, favorecen a toda la industria de medicamentos.
¿El Plan Remediar es uno de esos estímulos?
–Sí. Remediar beneficia a toda la industria porque aumenta mucho la demanda de medicamentos. Hoy hay muchos hospitales del Gran Buenos Aires y del interior que están recibiendo productos gracias al plan oficial, cuando antes no recibían nada. Tuvimos una ventaja por el mayor volumen de pedidos, aunque fue necesario competir con precios. Como a ese programa lo financia el BID, las compras se hacen a través de licitaciones internacionales. Eso nos obliga a competir con países que tienen costos más bajos, como los laboratorios de Paraguay, Perú o Colombia.
¿Tienen dificultades para cobrar al Estado?
–No. Los pagos se hacen con absoluta regularidad. En parte porque algunas de las licitaciones están garantizadas por fondos externos. Además, así como el año pasado se nos interrumpió el crédito con nuestros proveedores del exterior, nosotros cortamos el crédito al Estado. Antes aceptábamos pagos a 180 o hasta 300 días. Hoy, si las provincias o municipios no tienen recursos, no se les entregan medicamentos.
¿En qué medida dependen de la provisión de insumos importados?
–En un 95 por ciento. Las materias primas e insumos de control de calidad son importados. Hasta el papel de los prospectos o el vidrio de las ampollas son importados. Por eso la devaluación sorprendió a la mayoría de los laboratorios con grandes deudas en el exterior.
La principal objeción que se hace al uso de genéricos es que no hay mecanismos adecuados de control de calidad.
–El Anmat existe y los laboratorios nacionales tenemos el mismo nivel de control que los internacionales. Lo que generó confusión es que en Argentina aún no se exige a todos los productos la bioequivalencia, es decir la prueba de que es tan eficaz como su similar patentado, de que se comporta igual que otro líder. Argentina empezó un proceso que Estados Unidos inició en los ‘60 y España en 1995 para garantizar que todos los genéricos tengan probada su bioequivalencia, empezando por aquellos productos que tienen algún riesgo sanitario.
¿Cómo es la competencia con los genéricos extranjeros?
–Muy dura. En particular en nuestra línea de HIV competimos con casi todas las multinacionales, como Roche, Glaxo, Berlinger y otras. Ellos tienen los originales y, en varios casos, nosotros produjimos el primer genérico del mercado.
¿Qué es lo que le permite a un genérico ser más barato?
–Simplemente porque al no ser el único, ya no se maneja el precio. Además, cuando un producto está más tiempo en el mercado, el precio de las materias primas necesarias para fabricarlo va bajando. Muchos laboratorios fabrican también el genérico que les compite, como estrategia para seguir controlando precio. En Argentina hay 8000 genéricos que no están identificados como tales.
¿Por qué, antes de la devaluación, el mismo medicamento costaba en Argentina el triple que en España?
–Es que en España los precios son regulados. Junto al certificado para producir, el gobierno también fija el precio.
¿Si en Argentina hubiera controles, los precios podrían ser más bajos?
–Seguramente. Pero algunos productos podrían quedar fuera de mercado.
¿La devaluación les permitió abrir mercados tan diversos como Chile, Colombia, pero también Jordania y Turquía?
–No. Ahora estamos un poco más competitivos. Pero ubicar un medicamento en el exterior es un proceso de dos o tres años como mínimo.
¿Y por qué no exportan a Brasil?
–Porque impone muchas trabas para proteger su industria. La nuestra está más desarrollada que la de ellos y por eso tienen reparos.

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