Dom 07.12.2014
cash

LA ECONOMíA DE LAS DROGAS

El negocio de prohibir

› Por Diego Rubinzal

La marihuana es la droga ilícita de mayor consumo mundial. Los especialistas estiman que ese negocio mueve alrededor de 150.000 millones de dólares anuales, cifra muy superior al mercado de la cocaína (85.000 millones) o de la heroína (65.000 millones).

En ese contexto, el presidente José Mujica impulsó la legalización de la marihuana en territorio uruguayo. El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, calificó la decisión como un gesto de “valentía”. La iniciativa fue aprobada por el Parlamento a finales del año pasado. La ley establece un marco regulatorio para la producción, comercialización y consumo de marihuana. Por ejemplo, la norma permite cultivar hasta seis plantas de ca-nnabis para consumo personal.

Los resultados de esa experiencia serán observados de cerca ante el evidente fracaso de la denominada política de “guerra a las drogas”. La única consecuencia tangible de esa estrategia punitiva, según el liberal conservador Milton Friedman, fue incrementar la rentabilidad de los narcotraficantes. El gurú de la Escuela de Chicago sostuvo que “es muy difícil que un pequeño empresario pueda dedicarse al negocio de importación de drogas, porque nuestros esfuerzos por impedirlo esencialmente lo hacen enormemente costoso..., así que la única gente que puede sobrevivir en ese negocio es... (quienes) tienen suficiente dinero como para tener flotas de aviones, métodos sofisticados y cosas así. Además de eso, al no permitir a esos productores y arrestar, por ejemplo, a los cultivadores locales de marihuana, el gobierno mantiene alto el precio de esos productos. ¿Qué más querría un monopolista? Tiene un gobierno que se la pone muy difícil a todos sus competidores y mantiene alto el precio de sus productos. Es como estar en el cielo”.

El debate está instalado en toda la región. En la última cumbre de las Américas, los jefes de Estado y de Gobierno encargaron a la Organización de Estados Americanos (OEA) la preparación de un informe sobre esta problemática.

La OEA estimó que los ingresos generados por el narcotráfico alcanzan los 300.000 millones de dólares anuales. La producción y comercialización de drogas prohibidas es una actividad económica muy rentable, tal como lo demuestra el negocio montado detrás de la cocaína. La mitad de esa producción, originada en Bolivia, Perú y Colombia, es destinada a los mercados consumidores de los países de América del Norte.

El secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, explica que “para producir un kilo de cocaína se requieren alrededor de 450 a 600 kilos de hojas de coca, y un granjero colombiano recibe 1,3 dólar por kilo; un kilo de pasta base de cocaína se cotiza en 585 a 780 dólares; sin embargo, la venta en el lugar a un traficante ya le puede reportar hasta unos 2700 dólares. En los puertos de Colombia, el precio es de 5500 a 7000 dólares. En la frontera norte de México puede subir hasta 15.000 dólares y en los Estados Unidos el kilo se vende al mayoreo a 27.000 dólares o más”.

A su vez, el pesaje original de la droga se duplica con la refinación y agregado de aditivos. “En Estados Unidos, el gramo de cocaína se vende a 165 dólares, lo que equivale a 165.000 dólares por kilo. Esta cifra, multiplicada por dos, da un total de 330.000 dólares por la venta en las calles, así es como el kilo de pasta base vendido a un precio de 585 a 780 dólares pasa a valer 330.000 dólares”, sostiene Insulza. En esa línea, los especialistas estiman que el 50 por ciento de los ingresos de la cocaína va a parar a mano de los microtraficantes que se mueven en las calles de los grandes centros de consumo.

Los inmensos volúmenes de fondos luego son “blanqueados” a través de entidades financieras, compañías de seguros, corredores de bolsa, agencias de cambio, empresas inmobiliarias. En “¿Por qué no se despenalizan las drogas? Razones de la vigencia de una política fallida” (Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana Flacso Ecuador), el licenciado Daniel Pontón Ceballos concluye que “estos flujos de dinero van a parar en su gran mayoría a plazas offshore, países con sigilo bancario y los mismos centros financieros mundiales, como Londres, Nueva York, entre otros. Por lo tanto, es posible inferir que el lavado de dinero proveniente de actividades como el narcotráfico es parte sustancial del pulmón de la economía mundial”

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