Dom 14.12.2014
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PRECIOS LA EVOLUCIóN DEL PETRóLEO

Retenciones móviles

El impacto de la caída del barril en los costos de la industria y del sector agrario.

› Por Lucía Giambroni e Iván Weigandi *

A lo largo de 2014 se ha agravado una tendencia a la baja en el precio internacional del petróleo que tiene impactos a escala global. Desde inicios de 1900, el combustible –y por tanto el petróleo– ha sido un insumo esencial para todos los países del mundo. Sea cual fuere la matriz productiva de una nación, el precio del combustible impacta en forma ineludible en las estructuras de costos: en el caso de la industria, es una demanda del proceso productivo en sí mismo. Pero incluso si consideramos una matriz de producción primaria o de comercialización de productos con escaso grado de industrialización, el costo estará incluido en lo que hace al acarreo o la distribución.

El descenso registrado responde a distintos factores. Por un lado, la Agencia Internacional de Energía revisó a la baja el aumento de la demanda global, lo que proyecta un menor crecimiento mundial. A su vez, la oferta está en aumento, por lo que inunda el mercado en un momento de baja en la demanda. Esto se incrementó a partir de las nuevas producciones de shale, una explotación de energía no convencional relativamente nueva, que llevó la producción de hidrocarburos de Estados Unidos a niveles record.

Con este tipo de explotación, la participación de Estados Unidos en el mercado aumentó de 8 a 12 por ciento. Por el contrario, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo: Arabia Saudita, Kuwait, Irak, Irán y los Emiratos Arabes Unidos), con la producción estabilizada desde 2008, ha visto caer esa participación del 42 al 39 por ciento. Frente a esto, los países miembro han reducido los precios para los compradores europeos y asiáticos, intentando competir para ofrecer el producto más barato y recuperar su participación.

Esta competencia generó que el precio internacional del barril de petróleo cayera hasta el momento de 107 a cerca de 60 dólares. Muchos de los países exportadores están planteando la generación de acuerdos para evitar esta situación. Pero Arabia Saudita sigue siendo la voz decisiva en el grupo, y la estrategia continúa siendo la misma: aumento de producción y baja en el valor, buscando que esto desincentive la inversión de shale en Estados Unidos y reduzca la producción.

¿Cómo impacta esto a nivel local? Tiene consecuencias en el corto y en el mediano y largo plazo. En lo inmediato es una situación positiva. Argentina tiene una carga muy importante de importación de energía que presiona sobre las reservas de divisas, que –como sabemos– son centrales para poder mantener estables variables como el tipo de cambio y el desendeudamiento externo. Por esto, una reducción en el precio implica una reducción en la cantidad de dólares que el país utiliza para la importación. Nuestro saldo comercial energético resultó deficitario en 5900 millones de dólares, que fueron resultado de 5400 millones de dólares en exportaciones e importaciones por 11.300 millones. “Por cada dólar que baja el precio del barril, el déficit comercial energético anual mejora en 55 millones de dólares”, detalló un informe de la consultora privada Elypsis. De acuerdo con estos cálculos, implicaría para el Estado un ahorro de 1200 millones de dólares anuales. No sólo se alivia el uso de reservas, sino que el gasto que el Estado realiza en subsidios energéticos también percibiría una caída importante.

Con la cotización del barril rondando los 84 dólares, los márgenes de rentabilidad de las operaciones en hidrocarburos shale se vuelven poco atractivos frente a resultados económicos marginales. Sin embargo, también debemos tener en cuenta que las decisiones de inversión en la economía real –en especial comparadas con las financieras– siempre implican una perspectiva de ganancia en el largo plazo, por lo cual no deberían verse tan afectadas por estas variaciones que suelen atenerse a una coyuntura específica. Para evitar que estas variaciones se reflejen en el plano local se actualizó la normativa que regula las retenciones a la exportación de petróleo, justamente para preservar la afluencia de inversiones. La norma establece que, cuando el precio internacional sea menor a 80 dólares el barril, la retención a las exportaciones será del 13 por ciento. Si el precio se ubicara por debajo de los 75 dólares, el derecho de exportación pasa a 11,5 por ciento. Y si llega a estar por debajo de los 70 dólares, la retención se fijará en un 10 por ciento. Son retenciones móviles.

La movilidad de la retención tiene un doble efecto. Por un lado protege el margen de rentabilidad del sector exportador frente a las posibles fluctuaciones a la baja del precio internacional. En cambio, si el precio se mantiene alto, o incluso si se incrementa, la retención evita que la suba se traslade a los precios internos, especialmente en el caso de un insumo central. Las retenciones móviles protegen al productor y al consumidor. Una lección que algunos sectores del agro deberían haber aprendido antes

* Integrantes del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP)

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