ORTODOXIA Y LEY DE MEDIOS
› Por Diego Rubinzal
El nombramiento del ortodoxo Joaquim Levy como ministro de Hacienda generó resistencias en el interior del gobernante Partido de los Trabajadores (PT). Las designaciones de Levy y Katia Abreu (al frente del Ministerio de Agricultura) fueron rechazadas por el Movimiento de Trabajadores sin Tierra (MST), intelectuales, periodistas y activistas sociales. Ese colectivo emitió un documento denunciando que esas medidas suponen “una regresión de la agenda victoriosa en las urnas”.
En sus primeras declaraciones, Levy manifestó que debía alcanzarse un superávit fiscal primario del 1,2 por ciento del PIB en 2015 y del 2 por ciento en 2016. El periodista Eric Nepomuceno en “Nueva encrucijada para Dilma” sostiene que “parte sustantiva de su electorado está atónito. Lula da Silva, sin embargo, respira aliviado. El ex presidente defiende que en los dos primeros años de su segunda presidencia Dilma repita lo que él hizo en su primer gobierno, o sea, ordenar las cuentas públicas, aunque adoptando medidas duras e impopulares, para luego crecer en los dos años finales de mandato”. En efecto, Lula impulsó la redacción de la “Carta al Pueblo brasileño” en junio de 2002. En ese documento, el PT se comprometió a mantener una política macroeconómica “responsable” en el caso de triunfar (como efectivamente ocurrió) en las elecciones presidenciales. Pierre Salama detalla que “los mercados financieros internacionales fueron favorablemente sorprendidos por las medidas adoptadas: los capitales fluyeron nuevamente, la moneda se apreció fuertemente (apreciación que continuaría hasta la crisis de 2008). La tasa de inflación disminuyó a la mitad (5,7 por ciento en 2004), el saldo positivo de la balanza comercial aumentó y el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos devino positivo desde 2003. Las reservas internacionales del país crecieron y la deuda pública externa disminuyó”.
Las mejoras en el mercado laboral y las políticas de distribución del ingreso (incremento del salario mínimo, Programa Bolsa Familia, Plan “Luz para todos”) disminuyeron la desigualdad social durante el transcurso de los tres gobiernos petistas.
El 1º de enero de 2015 comenzará oficialmente el cuarto mandato consecutivo del PT. El nombramiento de Levy es sinónimo de mayor ortodoxia económica y moderación política. La elección de ese camino abre un serio interrogante acerca de la factibilidad de cumplir con la promesa de Rousseff de sancionar una nueva ley de medios. La “democratización de los medios” implicaría enfrentar a poderosos conglomerados mediáticos e influyentes cacicazgos locales. En diálogo con Cash, el profesor e investigador de la Universidad Federal de Río de Janeiro Eduardo Crespo ejemplifica que “Clarín es un poroto al lado de O Globo”.
La consolidación de ese gigante mediático, propiedad de la familia Marinho, se produjo durante la dictadura militar (1964-1985). El investigador Philip Kitzberger explica en La política de medios en las presidencias de Luiz Inácio Lula da Silva: entre las demandas de democratización y los imperativos de gobernabilidad que “a cambio de cooperación en el manejo de la opinión pública, y en un contexto en el que la televisión no había pasado de ser un fenómeno local y elitista, el gobierno consolidó a la TV Globo como la primera red de alcance nacional, a partir de la construcción de una infraestructura estatal de microondas y satélite que hizo posible la interconexión de la señal a lo largo del vasto territorio”. La cantidad de señales, cobertura, audiencia y facturación de la Red O Globo la convirtió en el actor comunicacional hegemónico.
El retorno de la democracia encontró ese conglomerado del lado de la fórmula que se impuso en el colegio electoral (Neves-Sarney). El presidente electo, Tancredo Neves, nombró como ministro de Comunicaciones a Carlos Magalhaes. Ese político conservador, integrante del Partido Frente Liberal (PFL), era íntimo amigo del dueño de O Globo. La decisión fue muy criticada por el propio partido (PMDB) de Neves, quien explicó que “me puedo pelear con el Papa, con la Iglesia Católica, con el PMDB, con cualquiera, pero no voy a pelearme con el doctor Roberto Marinho”.
La muerte del presidente electo determinó que Sarney asumiera la primera magistratura. “Con Magalhaes en el Ministerio de Comunicaciones, Sarney distribuyó 1028 licencias de radio y televisión como forma de movilizar aliados: 91 miembros del Congreso recibieron licencias”, sostiene Kitzberger. Esos nuevos canales de comunicación detentaban los derechos de retransmisión de la TV Globo. Así, los principales medios regionales –en manos de las oligarquías locales– pasaron a funcionar como afiliadas a la Red O Globo. La causa explicativa de la hostilidad de los grandes medios es la pérdida del poder de modelar la escena política, según Perry Anderson.
@diegorubinzal
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