Dom 25.01.2015
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Dónde está...

› Por Pablo María Sorondo *

Si de buenos precios se trata, no hay nada mejor que comprar en las ferias de agricultores familiares. En estos espacios de comercialización minorista –donde se ofrecen verduras y hortalizas vendidas por quienes las producen–, los alimentos frescos cuestan entre un 20 y un 77 por ciento menos que en los supermercados. Así lo confirmó un estudio realizado por el INTA y la Secretaría de Agricultura Familiar, que evaluó precios en 20 localidades de todo el país.

De acuerdo con el relevamiento, en las cinco macrorregiones argentinas –NEA, NOA, Cuyo, Patagonia y Pampeana–, los precios analizados de frutas y verduras son más bajos y convenientes en las ferias que en el resto de las bocas de expendio. “Los precios más altos se encontraron en los supermercados y, en menor medida, en los mercados de proximidad o autoservicios”, señaló Sergio Dumrauf, coordinador del Proyecto Mercado y Estrategias Comerciales del INTA e investigador del Instituto de Investigación y Desarrollo para la Agricultura Familiar (IPAF) de la Región Pampeana.

En los supermercados, la remolacha resultó en promedio un 77 por ciento más cara; la espinaca, 65; la acelga, 59; el zapallito, 56; la cebolla de verdeo, 48; la lechuga, 38; el morrón, 27; el tomate, 26, y la zanahoria, 13. Estos son los datos centrales del estudio realizado en todo el país.

En las 510 ferias del país pueden verse frutas, verduras, hortalizas, derivados lácteos, dulces, panificados y un centenar de productos alimenticios, con la particularidad de que son ofrecidos a la venta por las mismas personas que los produjeron.

Para el técnico del INTA, “estas experiencias facilitan la comercialización de los productos de la agricultura familiar a un precio justo para el productor”. Aun así, problemas como la circulación, distribución y comercialización condicionan el avance del sector. “Por esto buscamos poner en valor el potencial que tienen estas experiencias alternativas de comercialización”, agregó.

El relevamiento

De acuerdo con el presidente del organismo, Francisco Anglesio, “este estudio permite diseñar políticas activas desde organismos del Estado tanto en investigación como en desarrollo, en apoyo al sector productivo en cuestión, pero también al conjunto de la sociedad”. A su vez, agregó: “La búsqueda de alternativas comerciales para los agricultores familiares ha sido una demanda constante por parte de las organizaciones sociales y esta investigación se suma a los esfuerzos que ya viene realizando el gobierno nacional para cuidar y mejorar los ingresos del pueblo argentino”.

Este trabajo se implementó desde la Dirección de Ferias Francas e Intercambios Regionales de la Secretaría de Agricultura Familiar y del Centro de Investigación para la Agricultura Familiar y el Proyecto Mercados y estrategias comerciales del INTA.

En total, fueron relevadas 20 localidades: doce en la región Centro, dos en Cuyo, tres en el NEA, dos en el NOA y una a la Patagonia. Allí se analizaron el precio de venta, la calidad y la procedencia de frutas y verduras, en las bocas de expendio más usuales para los consumidores: verdulerías, mercados de proximidad y supermercados.

Se eligieron diez verduras y frutas comunes a todo el país y otros productos específicos para cada macrorregión. “También se estableció que el período de relevamiento fuera entre la segunda y tercera semana del mes, en cada una de las localidades”, indicó Oscar Mathot, responsable del área de Ferias Francas de la Secretaría.

Asimismo, el estudio incluyó entrevistas a los emprendedores independientes y a las organizaciones de agricultores sobre los precios que obtuvieron por los productos. A la vez, sistematizaron y analizaron la información obtenida, lo que permitió definir los porcentajes diferenciales de aumento de precio entre el productor en la puerta de la finca y los distintos actores que participan en la comercialización.

“Para el relevamiento priorizamos aquellos lugares donde funcionan regularmente las ferias”, señaló Dumrauf y agregó: “Así podemos comparar a este espacio de comercialización con los canales minoristas tradicionales”.

Según los resultados preliminares del relevamiento, que comenzó en octubre y continuó en diciembre de 2014, las mayores variaciones de precio se registraron en productos como remolacha, espinaca, acelga, zapallito, verdeo, lechuga, morrón, tomate y zanahoria. Dumrauf indicó que, en una segunda etapa del trabajo, “vamos a incluir dos productos clave de la canasta como la papa y cebolla”.

La iniciativa surgió del equipo de comercialización del IPAF Región NOA del INTA, que generó una metodología de relevamiento de precios para que pueda ser utilizada por las organizaciones y otras instituciones vinculadas con la coordinación y gestión de las ferias.

“Una de las problemáticas más frecuentes para el agricultor familiar está relacionada con la comercialización de sus productos y los bajos precios que obtienen”, dijo María Celia Vittar, investigadora del instituto.

El caso de la comercialización de la lechuga crespa en San Salvador de Jujuy es un buen ejemplo. Allí, la jaula de 18 kilogramos, en la semana del relevamiento, se pagó 15 pesos al productor. Según los resultados preliminares, este precio se incrementó hasta más de 3000 por ciento con respecto al valor pagado en la finca al productor.

En este sentido, Marcelo Echenique, investigador del INTA Región NOA, aseguró: “La diferencia entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el productor es profunda. La información obtenida en este trabajo sirve para visibilizar esta realidad y reflexionar con datos certeros sobre la dinámica del mercado”.

* Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

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