Dom 05.04.2015
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Guerra...

› Por Oscar Ugarteche *

Desde abril del 2014 ha salido un conjunto de declaraciones huecas de parte de la presidenta del Federal Reserve Board, Janet Yellen, orientadas a mover expectativas en el mundo financiero, globalizado y en vías de desdolarización. Con la gran banca norteamericana desprestigiada, con problemas en los mecanismos de determinación de tipos de cambio, tasas de interés y precios de commodities, multas por más de 30.000 millones de dólares de parte del SEC, tasas de interés rayanas en 0 por ciento, y la depreciación de la moneda del orden del 30 por ciento en relación con el euro y con muchas monedas latinoamericanas, el sector financiero norteamericano parecía, a inicios del 2014, en vías de pérdida de relevancia.

Las consecuencias de la inyección de liquidez al sistema financiero norteamericano desde el año 2009 en las llamadas QE I, II y III, del orden de 4,5 billones de dólares o 27 por ciento del PIB de Estados Unidos, pasó a los mercados de commodities y las bolsas de valores de las economías emergentes generando un triple impacto: auge en las exportaciones, crecimiento económico y auge en las bolsas de valores. Esto llevó a mejorías de consumo y acumulación de reservas acompañados de una apreciación cambiaria del orden del 30 por ciento en las economías emergentes y en el euro, no así en el yen ni en el yuan.

Lo interesante es que mientras China ha ido colocándose en estos años de crisis como la segunda economía del mundo, o quizá la primera, y al yuan como la segunda moneda para cartas de crédito internacionales y la quinta de pagos, lentamente los anuncios huecos de Yellen han ido haciendo efecto y los inversionistas, previendo el alza de la tasa en Estados Unidos, comenzaron a nadar en esa dirección. El beneficiado con estos anuncios fue la Bolsa de Nueva York que, por ejemplo, observó que el índice Dow Jones Industrial trepó de 16.000 a 18.000 puntos de marzo a marzo, un aumento de 12,5 por ciento.

El efecto triple de los anuncios del alza inexistente de la tasa de interés en América latina es como sigue: entre el 5 de mayo del 2014 y el 25 de marzo del 2015, la relación euro/dólar cayó 22 por ciento, de 1,3619 a 1,0647; el índice de materias primas de marzo a marzo cayó 33,8 por ciento y el de petróleo 43,6 por ciento. El crecimiento económico del mundo se desaceleró en el 2014, el de América latina sufrió un revés al caer tanto los precios de las materias primas y con eso el dinamismo exportador se atrancó, incluso en Chile, reabriéndose la interrogante de hace veinte años de si el crecimiento iba a ser más estable después de las reformas económicas, o no. O si los TLC traerían prosperidad. Lo único más estable parece ser la desigualdad (Indice Gini regional peor del mundo, en 0,52) y la concentración del ingreso, si bien la pobreza se redujo.

El año 2015 comenzó con las revisiones de crecimiento del PIB de América latina hacia abajo de las proyecciones de crecimiento de diciembre y ahora se puede prever que nadie crecerá significativamente, salvo quizá Colombia y Perú, donde será más de 3 por ciento en un entorno como el de 2014, de 1,5 por ciento. Mientras en Europa se debaten entre inflación cero y deflación, en América latina tendremos el efecto de la inflación derivada de la depreciación de nuestras monedas que empujarán las tasas de interés al alza, contrayendo el consumo. Si el gasto público bajara por menores ingresos fiscales derivados de exportaciones, entonces claramente Estados Unidos estaría exportando otra vez, como en 1980, su crisis. Además estaría recolocando su moneda como una moneda fuerte y deseable y su mercado financiero como uno apetecible. Esto lo estaría logrando sin mover sus tasas de interés del 0,25 por ciento anual, lo que le permitirá relanzar su economía a costo casi cero, con materias primas y energía muy baratas.

Baste recordar que Estados Unidos casi no exportan en relación con su PIB (13 por ciento) y crecen primero por consumo personal (68,5 por ciento) para entender que la apreciación de su moneda no les molesta. Con el tipo de cambio apreciado, pueden tener déficit externos crecientes y darle más liquidez al sistema internacional, que pueden contrapesar con programas de retiro de los 4,5 billones de dólares inyectados. Hasta la fecha, el movimiento económico internacional ha sido por expectativas y por la terminación de la inyección monetaria. Ahora la FED debe comenzar a hacer la inversa y retirar liquidez dentro de Estados Unidos, que pueden contrapesar con mayores déficit externos si el mundo está dispuesto a recibir dólares que se aprecian.

El efecto de estos anuncios se ve únicamente en los precios. La demanda real de commodities sigue creciendo en China y la oferta mundial de materias primas también. De otro lado, los tipos de cambio de América latina se deprecian, pero el nivel de reservas internacionales permanece intacto o en algunos casos ha crecido, constatándose que es un fenómeno puramente financiero y que está ocurriendo más en Londres y Nueva York que en las economías emergentes. El peso mexicano se cayó en un año de 13 a 15,31 pesos por dólar (15 por ciento), mientras las reservas internacionales de México aumentaron en ese período de 190.594 a 195.539 millones de dólares. Es decir el tipo de cambio no cayó por un movimiento negativo de reservas. Lo mismo con el real brasileño, que cayó 32 por ciento en un año, de 2,20 a 3,25 y las reservas bajaron levemente de 378.463 a 371.197 millones de dólares entre el 2 de mayo del 2014 y el 20 de marzo del 2015.

Si se lee exactamente lo que dijo Yellen, básicamente no dijo nada excepto anunciar las expectativas de que en el futuro, algún día, quién sabe, subirán las tasas de interés y ese discurso vacío ha generado estos cambios sísmicos para Europa y América latina.

El juego político detrás podría ser sacar a Europa del juego, como desea Victoria Nuland, del Departamento de Estado, ex embajadora en la OTAN y esposa del neoconservador fundador del proyecto del nuevo siglo norteamericano Robert Kagan. Esto lo está logrando al quitarle a Alemania –y a Europa– el suministro de gas ruso que pasa por Ucrania. Si encima le generan más deflación que la ya generada por la contracción del consumo recomendado por el FMI y transmitido por la Comisión Europea, entonces puede verse un escenario de largo plazo reduciéndose la multipolaridad creciente a una bipolaridad de Estados Unidos y China en el tablero; lo que sería una reedición de cuando sacaron al Imperio Británico del juego en 1945, para quedar solos la Unión Soviética y ellos en el tablero del poder mundial, bipolaridad deseada entonces y ahora por ambos jugadores.

* Coordinador del Observatorio Económico Latinoaméricano. www.obela.org.

Instituto de Investigaciones Económicas - Universidad Nacional Autónoma de México.

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