Dom 10.01.2016
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PAQUETE DEL BANCO CENTRAL A FAVOR DE LAS ENTIDADES FINANCIERAS

Los ganadores de siempre

La autoridad monetaria dispuso una serie de medidas que benefician a los bancos, que así podrán contabilizar ganancias aún más elevadas que las registradas en los últimos años.

› Por Esteban Guida *

El conjunto de medidas económicas aplicadas desde los primeros días de gestión de Mauricio Macri reflejan claramente la idea que el nuevo gobierno tiene respecto del proceso de acumulación de capital que debe prevalecer en la Argentina de Cambiemos.

Así como en los años de Martínez de Hoz, el gobierno macrista está aplicando medidas que favorecen el negocio financiero y orientan el uso del ahorro de los argentinos. Es decir, se incentivan las colocaciones de dinero a plazo y los préstamos al sector público, en detrimento de la inversión productiva que afecta la creación de trabajo, la incorporación de valor a las materias primas o la innovación tecnológica, entre otros efectos sobre la economía real. Se trata de cuestiones que hacen a la definición política de cómo se administran los recursos de una comunidad, por lo que juzgar este hecho como un simple efecto colateral de la política cambiaria podría conducirnos nuevamente a situaciones que son contrarias al interés de la mayoría de la población.

Con un rendimiento sobre activos del orden del 5 por ciento (Chile o Brasil logran un 1,5 y 1,4 por ciento, respectivamente), el sector financiero en Argentina es uno de los más rentables del mundo. Sin embargo, las medidas implementadas por el nuevo gobierno, están generando un ambiente ideal para mejorar aún más sus márgenes de ganancias.

En efecto, junto con la devaluación llevada a cabo por el nuevo gobierno, el Banco Central de la República Argentina impulsó una importante suba de tasas mediante colocaciones de letras (Lebac) que rondan el 36 por ciento anual para operaciones de corto plazo en pesos, representando un incremento del 40 por ciento, aproximadamente, respecto de valores pagados antes del ballottage.

La respuesta de los bancos fue lógica e inmediata: durante diciembre se ofrecieron más de 55.200 millones de pesos (más del doble del monto máximo ofrecido durante el último año) en colocaciones de Lebac, convalidando tasas que van desde 31 a 36 por ciento anual según el plazo. La magnitud de esta oferta refleja el interés de los bancos por capturar este excelente negocio, lo que sin lugar a dudas provoca un efecto crowding out, extrayendo del mercado fondos que podrían ser aplicados al sector privado, sobre todo para líneas de inversión, fundamentales para mantener los niveles de la actividad económica y la creación de empleo.

También era de esperar que las tasas pasivas acompañaran este incremento, buscando desincentivar la huida al dólar por parte del público en general. Sin embargo, la tasa de referencia para plazos fijos en pesos a 30 días se colocó en torno al 30 por ciento, o sea, un 20 por ciento más que el promedio del mes de noviembre de 2015, lo que refleja una mayor spread entre las tasas activas y pasivas; o sea, un mayo negocio para los bancos.

A ello se suma la financiación para compras con tarjeta de crédito, cuya tasa de interés parece no encontrar techo; sin restricciones por parte de la autoridad monetaria y con el importante aumento del consumo, típico de la época festiva, se espera que las ganancias crezcan todavía más, reforzando la transferencia de ingresos hacia el sector financiero, que junto con el agro y los exportadores (tenedores de divisas), son los grandes ganadores de la gestión macrista.

Puede apreciarse que en tan sólo 30 días los bancos han logrado ampliar significativamente la diferencia entre tasas activas y pasivas, mejorado el riesgo global de su cartera y aumentado el precio del dinero para créditos al consumo (los más utilizados por los sectores de menores recursos).

Paralelamente, el BCRA está levantando restricciones y desregulando el mercado de dinero, otorgando mayor libertad para que los bancos hagan sus operaciones y fijen sus precios con mayor discrecionalidad. De hecho, las líneas de créditos para inversión productiva que había impulsado el anterior gobierno, están suspendidas hasta tanto se tengan “novedades” de parte de la autoridad monetaria, aunque está prácticamente descartado que las nuevas autoridades del BCRA quieran obligar a los bancos a colocar un porcentaje de la cartera de depósitos en créditos para inversión productiva, a largo plazo y tasas fijas promocionadas.

Con un grado mayor de optimismo, alguien podría esperar que, una vez que se estabilice el mercado cambiario, el gobierno comience a bajar las tasas para evitar el efecto recesivo de estas medidas. Sin embargo, el presidente del BCRA, Federico Strurzenegger, afirmó que las tasas disminuirán en la medida en que haya menor inflación. Pero una mirada puramente monetarista del fenómeno inflacionario puede resultar insuficiente para explicar los movimientos de precios que se registraron en estos últimos días en Argentina. Por lo tanto, y en vista de las perspectivas inflacionarias para el 2016 (fundadas en todos los pronósticos y estimaciones existentes al momento), el nuevo escenario del mercado de dinero se presenta con menor liquidez y mayores tasas.

La Argentina tiene sobrada experiencia de procesos económicos en los que la autoridad incentiva la acumulación de capital mediante la renta financiera, y en todos los casos el resultado fue negativo en términos de desarrollo, empleo y distribución del ingreso. O se revierten las medidas que contraen la economía y aumentan la concentración, o se renuncia al objetivo de “pobreza cero”.

* fundació[email protected]

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