LA HISTORIA DE SIAM Y LA DESINDUSTRIALIZACIóN
La fábrica de productos de línea blanca fue desguazada en los noventa. Hace dos años se recuperó la marca con una fuerte expansión. Ahora con la apertura empezó la caída de la producción.
› Por Julián Blejmar
“Esta fábrica estaba en ruinas, como estaba en ruinas la Argentina en el 2003, y hoy estamos abriendo y recuperando otro lugar nuevamente”, afirmó Cristina Fernández de Kirchner dos años atrás, durante la reinauguración en Avellaneda de la fábrica de heladeras y electrodomésticos Siam, frente a un auditorio colmado de operarios, militantes, y sindicalistas de la Unión Obrera Metalúrgica.
Con casi quince mil empleados, Siam había llegado a ser la empresa metalmecánica más grande de América latina a fines de la década del ‘60, reseñaba el historiador económico Jorge Schvarzer, quien junto a Marcelo Rougier había escrito en 2006 “Las grandes empresas no mueren de pie” (Norma) donde reseñaban la violenta caída de esta compañía creada en 1911 por Torcuato Di Tella y convertida en un icono de la industria argentina. Y es que de llegar a fabricar, además de las tradicionales heladeras Siam, motos (Siambrettas) y automóviles (Siam Di Tella), la apertura comercial y la desprotección de la industria nacional llevó a que la compañía entrara en bancarrota y fuera nacionalizada en 1972, para ser desguazada en 1986 a través de la venta de sus diferentes ramas a los grupos Techint, Pérez Companc y Aurora, quebrando definitivamente en 1996. De esta forma, los investigadores concluían, diez años atrás, que la historia de esta empresa era “la historia de una frustración nacional”.
Según manifestó la ex presidenta en aquella inauguración de 2014, “no fueron etapas de inestabilidad las que llevaron a la desindustrialización de la Argentina, fueron decisiones políticas claras y concretas de convertirnos en un sector productor de bienes primarios sin mucho valor agregado, o únicamente de servicios. Por eso sobraban argentinos”.
Pero en aquel tiempo otra era la historia. Mientras que una década atrás se fabricaban sólo 150 mil heladeras anuales, representando el 30 por ciento del mercado, para 2014 la producción nacional abastecía al 90 por ciento, y de acuerdo a datos cruzados del Indec y el Ministerio de Trabajo, desde el 2003 al 2014 se estimaba que el empleo industrial había crecido en más de medio millón de trabajadores, es decir cerca de un 35 por ciento.
En ese contexto, Rubén Chernajovsky, presidente del Grupo Newsan, que fabrica además de Siam las marcas Noblex, Philco, JVC y Pioneer, se encontró, durante la reapertura de la ex planta Aurora en Ushuaia, con el secretario adjunto de la UOM Juan Belén, quien había sido operario de Siam en su juventud, y dio el visto bueno a su pedido de recuperar esta empresa.
Así, con una inversión de 35 millones de dólares, Newsan volvió a poner en marcha la planta insignia de Siam en Avellaneda para producir heladeras y electrodomésticos de línea blanca, a través de maquinaria pesada importada de Italia, adquirida por la quiebra de una empresa productora de heladeras en el marco de las políticas neoliberales del Viejo continente. Entonces, Luis Galli, director general del Grupo, señalaba que “creemos que es muy importante que todos los sectores tomemos el desafío apasionante de desarrollar nuestra industria nacional creyendo que es posible”, aunque agregaba que era “fundamental” que la Argentina “continúe con políticas de apoyo a la industria en forma sostenida”.
Solo dos años pasaron de aquella histórica apertura. Pero, con el cambio de modelo económico, la situación luce radicalmente diferente. De acuerdo al Indec, la caída industrial acumulada en los primeros cinco meses, es decir antes de la mayor parte de los tarifazos, fue del 3 por ciento, aunque para la CAME superó el 5. Las recientes políticas económicas, como la fuerte devaluación de principios de año, junto a los tarifazos y la quita de retenciones para gran parte de los alimentos, llevaron a la inflación record de los últimos 15 años, que derivó en caídas de ingresos y de puestos laborales, lo cual produjo la fuerte disminución del consumo interno. A esto, se sumó una mayor flexibilidad para las importaciones, especialmente desde Brasil, que debido a su recesión por la aplicación de un programa neoliberal, comenzó a ubicar parte de sus excedentes productivos en nuestro país.
En este contexto, el Grupo Newsan acusó una caída, en los primeros cinco meses de este año, del 15 al 20 por ciento de sus ventas. Por eso, en junio pasado anunciaron que tomarían la representación de Duracell para la importación de sus pilas en el país, y que planificaban hacer lo propio con artículos de iluminación, luces led, linternas, cargadores de celulares, y cables USB.
Durante el anuncio, Luis Galli, que continua al frente de la dirección general de Newsan, señaló que en la actualidad el 85 por ciento de las ventas provienen de la producción local y 15 de las importaciones, pero que en el futuro esto se modificaría: “El país cambia y tenemos que adaptarnos. Estamos reconvirtiendo la compañía a los nuevos tiempos que se vienen en la Argentina: habrá una mayor apertura, se viene más importación que producción. El crecimiento futuro de la empresa vendrá del lado de la importación”
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