Educación estilo CEMA
› Por Julio Nudler
La pregunta número dos en una prueba de Macroeconomía en una carrera del CEMA (¿recuerda a Carlos Rodríguez, Roque Fernández, Pedro Pou?) reza así: “El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz ha mencionado recientemente que las crisis en los países emergentes, tales como la Argentina, se han visto agravadas por las recomendaciones del FMI de realizar los ajustes fiscales para reducir el déficit. ¿Usted por qué piensa que Stiglitz recomienda mayor expansión fiscal? Conteste en términos de cuáles son las condiciones para que políticas fiscales expansivas sean efectivas... Si no se cumplen estas condiciones, ¿cuáles serían las principales consecuencias de seguir esta recomendación?” Tal como está planteada, la cuestión induce al estudiante a condenar la postura de Stiglitz, salteando desde luego todo análisis sobre origen y naturaleza de las mencionadas “crisis en los países emergentes”. Del buen alumno se espera, implícitamente, que adhiera al ajuste como solución para esas crisis. En estos términos, Roque y Rodríguez reprobarían el examen si fuesen juzgados por el olímpico salto en el rojo fiscal que ellos convalidaron cuando les tocó gobernar la economía.
La pregunta número uno aborda la relación entre competitividad, tipo de cambio y productividad. Indica que “en el análisis de la competitividad de una economía existen dos canales básicos a ser considerados: 1) El canal del tipo de cambio nominal (aquí señalan que son comunes los argumentos que consideran a la política cambiaria como un instrumento susceptible de ser utilizado con el fin de mejorar la competitividad de una economía). 2) El canal de la productividad de la economía, entendiéndose a la productividad como reducciones reales de costos. Siguiendo esta línea de razonamiento (¿cuál?), el abandono de la Convertibilidad ha de suponer una sustancial mejora de la competitividad...” Lo que se le pide al alumno es que analice la “sustentabilidad de largo plazo de cada uno de los canales” (devaluación nominal versus reducción real de salarios y otros costos). Aquí se induce claramente al estudiante a optar por la deflación perpetua con dólar nominal constante, sin decirle que indefectiblemente acaba explotando.