Prediga las quiebras
› Por Julio Nudler
Al parecer, existe una fórmula matemática capaz de predecir, con alto grado de certeza, bancarrotas tan formidables como las ocurridas desde el año pasado en la meca del capitalismo. Para tener una idea de la magnitud de lo sucedido basta mencionar que las compañías que pidieron el amparo de la ley de quiebras durante 2002 suman activos por 250 mil millones de dólares. Enron, que se desintegró en el 2001, tenía activos por 50 mil millones, y en tal sentido representó un 19 por ciento del total de naufragios para aquel año.
El experto Nicola Clark exhumó estos días en el International Herald Tribune una vieja ecuación desarrollada en 1968 por Edward Altman, un profesor de negocios de la Universidad de Nueva York. Su descubrimiento demostró durante años ser capaz de predecir quiebras empresarias con un 70 por ciento de exactitud hasta dos años antes de que sobrevinieran. Los cocientes contenidos en el algoritmo son calculados con información tomada de los informes financieros de cada compañía.
El llamado Z-Score es bastante simple: Z = 1,2(V1) + 1,4(V2) + 3,3(V3) + 0,6(V4) + V5, donde V1 es el capital de trabajo dividido por los activos totales; V2, las utilidades no distribuidas divididas por los activos totales; V3, el ingreso operativo, dividido por los activos totales; V4, la capitalización bursátil, dividida por el valor libros de la deuda total, y V5 son las ventas, divididas por los activos totales.
Un Z-Score igual o superior a 3,0 da cuenta de una compañía en óptima situación financiera. Si el marcador está entre 2,7 y 2,99 hay indicio de alguna dificultad. Un score que caiga entre 1,8 y 2,69 indica que, de no mediar una acción resuelta, la firma puede estar fundida dentro de los dos años. Si la aguja marca por debajo de 1,8, ¡huya! Compañías como Vivendi, AOL Time Warner, Deutsche Telekom y Tyco International caen en esa zona roja. Pero cuidado, a no confiarse, que la fórmula de Altman es tan precisa como lo sean los datos que difunden las compañías. Un buen score puede sólo reflejar un mejor engaño.