El verdadero amor de Blejer
› Por Julio Nudler
A continuación, algunas afirmaciones dignas de recordar:
- “La convertibilidad y, particularmente, la determinación de mantenerla a pesar de las presiones a que fuera sometida, constituyó el marco en el cual se logró la modernización, liberalización y apertura del país.”
- “Es incontrovertible que la adopción de la convertibilidad era evidentemente la única elección factible, y el éxito alcanzado es una prueba de que la decisión fue la correcta.”
- “¿Es necesario hacer ajustes? La respuesta es claramente negativa. La convertibilidad puede y debe ser sostenida...” ¿Cómo? “Con la puesta en práctica de políticas que fortalezcan la confianza del mercado y que mejoren los niveles de competitividad a través de mecanismos alternativos a la devaluación..., mantener la disciplina fiscal..., reducir los costos de producción..., ajustar los precios relativos sin necesidad de una devaluación... Es necesario además aumentar la flexibilidad laboral.”
- El éxito en la misión de “completar el proceso de modernización del país no es factible sin el ancla de confianza que ofrece la convertibilidad”.
Todas estas aseveraciones pertenecen a Mario Blejer, actual presidente del Banco Central. Las publicó en Clarín el 1º de abril último, en ocasión del décimo aniversario de la convertibilidad, cuando todavía era alto funcionario del Fondo Monetario. Después Domingo Cavallo lo traería como vice del BCRA, y ahora, tras la renuncia de Roque Maccarone, se encarga del sepelio del régimen al que dedicó tantos elogios.
En su nota, Blejer se hace eco del enfoque bipolar, según el cual sólo los regímenes cambiarios extremos son viables: o bien una convertibilidad con tipo de cambio fijo, o una flotación limpia, sin intervención de la autoridad monetaria. Ante esa opción, él toma claramente partido por la convertibilidad. Pero, en los hechos, ahora tendrá que resignarse a la flotación sucia, interfiriendo en el libre juego del mercado. ¿Sirven de algo las convicciones personales, o todo estará dominado por el pragmatismo?