BUENA MONEDA
El Plan Insustentable
› Por Alfredo Zaiat
Por qué los bancos Citibank o HSBC, por poner sólo dos ejemplos de entidades extranjeras, no presentaron recursos de amparo ante la Justicia para romper el corralito? ¿Por qué no publicitan que, para cumplir con su clientela, compran los plazos fijos entregando dólares billetes? La idea que dejan correr, amplificada por mercenarios de la información, es que la banca extranjera devolvería los depósitos si el Estado se lo permitiera. Las casas matrices abandonaron sus filiales en Argentina y no destinarán ni un dólar para devolver el dinero a los ahorristas. Sólo se trata de una campaña de marketing, basada en la fantasía colectiva de que la banca extranjera es más solvente, para ganar posiciones sobre las cenizas del mercado.
En diciembre, durante la vigencia del corralito diseñado por Domingo Cavallo, el Banco Central aportó asistencia financiera por 2900 millones de dólares. Jorge Remes Lenicov, al estrechar el corralito, congeló la situación, a un costo elevadísimo en términos de fluidez en la cadena de pagos y, por lo tanto, en nivel de actividad. Ahora, con el corralito versión IV, aunque todavía con ciertas restricciones, se definirá la suerte de algunas entidades.
Desde el comienzo de la crisis, en marzo del año pasado, el Banco Central acumula un auxilio a través de pases (préstamos contra garantía de títulos públicos) y redescuentos a los bancos por casi 12.500 millones, concentrado poco más del 20 por ciento en diciembre. En ese mes, el grueso de la asistencia fue para dos bancos, que con la sangría de depósitos en ese período habrían acumulado desde febrero del año pasado una pérdida de cerca de la mitad de sus colocaciones. Ningún banco en el mundo puede seguir operando con normalidad con semejante caída. En esa línea habría que interpretar al presidente del Banco Central, Mario Blejer, cuando pronosticó que habrá inminentes fusiones y cierres de entidades.
La versión IV del corralito empezará a funcionar está semana junto a la liberación del mercado de cambio. Sin apoyo externo, Remes Lenicov se lanzó al vacío sin saber si abajo lo esperan con una red o si lo mirarán cómo se estrella. La flexibilización de las restricciones al movimiento del dinero colocado en el sistema implica una liberación potencial de unos 20 mil millones de pesos. Con el goteo de retiros y las nuevas excepciones habrá una merma de ese total de por lo menos unos 2000 millones mensuales. Parte de ese dinero, que se traducirá en una ampliación de la circulación monetaria, se volcará a la compra de dólares.
Resulta evidente que este programa tal como está no puede durar mucho. Un mercado cambiario libre pero controlado para el giro de divisas al exterior; un Presupuesto que es un dibujo incumplible; un FMI al que no le gustan varias de las medidas; y un gobierno de Estados Unidos que sólo está dispuesto a dar apoyos en palabras. En concreto, la administración Bush y, por lo tanto, también el Fondo Monetario, piensa que el famoso “plan sustentable” todavía no ha sido presentado. Están en contra de la pesificación 1 a 1 de las deudas de las grandes empresas, que implican una licuación con un elevado costo fiscal. Están convencidos de que el Presupuesto debe ser reformulado con metas más realistas, mostrando una mayor austeridad en el gasto. Y están esperando que el Gobierno brinde señales de que volverá a pagar la deuda.
Ante este escenario, la dupla Duhalde-Remes hace un poco los “deberes” pero no como se lo piden. Entonces no termina de convencer ni adentro ni afuera, que es lo peor que les puede pasar.