Dom 02.05.2004
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EL BAúL DE MANUEL

Baúl I y II

› Por Manuel Fernández López

Aportes
Hace 35 años, Enrique Silberstein decía: “En la Argentina no hay economistas; ningún libro menciona contribuciones científicas de economistas argentinos”. Se equivocaba. Ya en el momento de escribirlo, se reconocían valiosos aportes argentinos. Sólo en el siglo XX, hallamos estos aportes: 1) análisis de las áreas de mercado, un capítulo de la economía espacial, por Alberto Schneidewind y Carlos M. Ramallo; 2) dictado del primer curso de economía matemática en América del Sud, por Hugo Broggi y Luis Roque Gondra, en 1918; 3) representación gráfica completa del equilibrio de mercados monopólicos, incluida la “curva de ingreso marginal” –herramienta para el estudio de mercados imperfectos– por el ingeniero Teodoro Sánchez de Bustamante; 4) la primera demostración de la existencia de la función de utilidad (1919), a partir de curvas de indiferencia, por Hugo Broggi; 5) la elaboración por Broggi de una lógica de la preferencia; 6) la afirmación de la insuficiencia del método de Walras para establecer la existencia de un equilibrio general competitivo, planteada por Broggi en 1923, diez años antes que Zeuthen, Neisser y Stackelberg; 7) el análisis de la curva de distribución personal del ingreso por el profesor Ludovico Cavandoli, de Paraná, Entre Ríos, en 1927; 8) el desarrollo y generalización de la curva de Lorentz y el coeficiente de Gini para medir la desigualdad distributiva, desarrollada por el ex decano de la Universidad de Córdoba Camilo Dagum; 9) la anticipación en 1941 por José Barral Souto del enfoque de programación lineal; 10) el desarrollo de los conceptos de “centro” y “periferia” por Raúl Prebisch, en la década del cuarenta; 11) la hipótesis de Prebisch (1949) sobre deterioro de los términos del intercambio; 12) la explicación del ciclo en economías socialistas, por Julio H. G. Olivera (1953-60); 13) el desarrollo de un método para invertir la matriz de insumo-producto, por Carlos E. Dieulefait (1958); 14) la fundamentación lógica de la teoría estructuralista de la inflación, por Julio H. G. Olivera (1958); 15) la “multiplicación afín” de Fausto Toranzos (1962) para extender el modelo de Von Neumann a aplicaciones prácticas; 16) el teorema de Rolf Mantel sobre demanda excedente agregada; 17) la formulación del análisis económico general en términos de la teoría de las distribuciones, por el profesor Olivera; etc. etc.

Profesionalización
Cuándo se profesionalizó la actividad de los economistas? El primero que intentó implantar el estudio de economía en el país fue Bernardino Rivadavia, en 1812, sin ninguna base que permitiese concretar sus intenciones. Volvió a la carga en 1821, al fundarse la Universidad de Buenos Aires, y luego de haber conocido al grupo ricardiano en Londres, en 1815, y a Destutt de Tracy en París. Su fin era generar funcionarios gubernamentales competentes, como expresó en 1824 –año en que la disciplina comenzó a enseñarse–, a través de abogados “enriquecidos” con tal conocimiento. La experiencia no continuó bien, al clausurar Rosas –a través del rector Figueredo– dicha enseñanza, por ser “de puro lujo”. Restablecida en 1855, no se volvió a truncar, pero sólo era un conocimiento general del abogado, excepto a partir de 1892, cuando comenzó a enseñarse una especialidad de aplicación concreta, las Finanzas Públicas. Tampoco la Facultad de Ciencias Económicas, creada en 1913, formó economistas, sino graduados orquesta, con algún conocimiento de derecho, un poco de economía, un poco de matemática, alguna materia humanística y poco más. Recién en 1956 el gobierno requiere conocimiento económico experto y lo pide a la ONU, y a partir de ahí se dictan cursos de desarrollo económico –que no forman economistas completos–, se separan carreras, en 1958, diferenciando la licenciatura en Economía, del curso de Contadores o Actuarios. En 1959-61 se crean el Consejo Nacional de Desarrollo (Conade) y el Consejo Federal de Inversiones, que demandan masivamente economistas –ya graduados o todavía alumnos–. Viajan los primeros estudiantes avanzados o graduados a perfeccionarse en grandes universidades extranjeras. En 1963 funcionan una decena de centros de investigación, en universidades o privados, que en 1965 se organizan en torno de la Asociación Argentina de Economía Política (AAEP, creada en 1957) y llegan a reunir a unos 400 socios. Las fluctuaciones de la política afectan la vida del Conade, las reuniones anuales de la AAEP y la publicación de la principal revista exclusiva de ciencia económica, Económica. Ello incentiva crear otras instituciones y nuevas actividades, como el periodismo económico. Con cierta exactitud, puede fijarse el lapso 1963-65 como aquel en que, por una suma de acontecimientos, comienza la profesionalización del economista.

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