Dom 17.10.2004
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EL BAúL DE MANUEL

Pilares. Cereijo

Pilares
¿Qué pilares sostienen el edificio social? El tema se incorporó a la ciencia económica en tiempos de las monarquías absolutas. Fue en 1767 en la obra Orden natural y esencial de las sociedades políticas, de Mercier de la Riviere. Allí decía que la sociedad se apoya en tres derechos: el de propiedad, el de seguridad y el de libertad. Aclaremos que “seguridad” era tener recluidos en calabozos a los acusados de delitos. El esquema pasó a España en 1788 por la pluma de Valentín de Foronda, quien no lo alteró. Pero fue recogido por el profesor de derecho Ramón Salas y Cortés, que dirigía la Academia de Derecho Español y Práctica Forense, en la que Manuel Belgrano hizo sus pinitos en Economía. Salas, sin embargo, apuntaba a un orden social distinto, y a la terna de Mercier-Foronda le añadió otro pilar: la igualdad. Poco después, la toma de la Bastilla inauguraría la Edad Moderna, en la que los absolutismos retrocedieron y dieron paso a las repúblicas, que no funcionan bien si no se cumple la premisa de igualdad. Belgrano recordó esta enseñanza en su autobiografía: “Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de la Francia hiciese también la variación de ideas, y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aun las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente”. En la época en que Belgrano escribió ese texto (1814) el país se daba sus primeras constituciones, que invariablemente partían de los cuatro principios. Incluso la Constitución de Alberdi incorporó expresamente el de seguridad en el artículo sobre prisiones: “para seguridad, etc.”; que todos los habitantes son iguales ante la ley; que la propiedad es inviolable; y garantiza la libertad en sus diversas formas, como la libre navegación de los ríos interiores para todas las banderas. Pero cada principio se entiende de forma limitada: la seguridad, para los detenidos y no para el habitante común; la igualdad distributiva está lejos de cumplirse; y para segmentos de bajos ingresos es poco menos que una ilusión hablar de libertad. Y ¿qué derecho de propiedad se garantizó a los depositantes atrapados por el corralito?

Cereijo
Se cumple un aniversario del fallecimiento del ex profesor de Ciencias Económicas Dr. Ramón Antonio Cereijo. Nacido en Buenos Aires, el 3 de octubre de 1913, cursó estudios en la Escuela de Comercio Carlos Pellegrini (1927-31), donde sacaba 9 en Matemática y 10 en Economía Política. Y Ciencias Económicas (1932-40) en la UBA, recibiéndose de Contador Público Nacional (diploma de honor 1934), Actuario (diploma de honor 1935) y Doctor en Ciencias Económicas (1940). En todos sus exámenes, salvo 4 o 5 materias (derechos, economía agraria, geografía económica), obtuvo Distinguidos y Sobresalientes. Comenzó la docencia en 1942 en Matemática Financiera y Actuarial como ayudante de trabajos prácticos de la cátedra a cargo del ingeniero Antonio Lascurain. Para concursar como adjunto, presentó Teoría matemática de las operaciones auto-financiadas (1943) y debió dar un curso libre de cuatro conferencias, sobre “Rentas ciertas de términos variables”, ante cinco eminencias: José González Galé, A. Lascurain, Argentino V. Acerboni, José Barral Souto y Teodoro Sánchez de Bustamante. Fue nombrado titular por Resolución del P.E.N. en julio de 1947. En la profesión trabajó para la Dirección General del Impuesto a los Réditos desde 1936, hizo el cálculo del seguro dotal para el Plan Pinedo y planes actuariales de compañías de capitalización y crédito recíproco. Desde 1943 actuó en cargos contables. En 1946 comenzó su etapa espectable, como ministro de Hacienda hasta 1952. En su gestión se profundizó la intervención del Estado en la economía; el Banco Central asumió comoobjetivo de la política monetaria el pleno empleo de trabajo, considerado como la adopción oficial de un patrón trabajo. No abandonó la Facultad, y en 1954-55 fue decano. Designado decano por tres años por el Rectorado el 15-6-55, la caída de Perón precipitó un recambio de docentes. El 14 de octubre del 55 puso a disposición su cargo de Titular de Análisis Matemático II. En diciembre del 55 fue exonerado por Resolución del Delegado Interventor. Casi dieciocho años pasaron hasta su reincorporación a la UBA en 1973, como titular de Matemática II, director del Departamento Matemático y director interino del Departamento de Economía (1974). Diez años después (1984) fue nombrado profesor titular consulto. En 1985, electo consejero por el claustro de profesores por el período 1985-1989.

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