FINANZAS › TENSIóN EN LA CITY POR LA NEGOCIACIóN DEL DEFAULT
Días calientes en otoño
Los corredores prevén tensas jornadas hasta la definición en la puja con los acreedores en default. En ese clima estiman que habrá volatilidad en las acciones, pero con tendencia positiva.
› Por Claudio Zlotnik
Los financistas se preparan para un otoño caliente. No en cuanto a la temperatura ambiental, que seguramente será más benévola que los infernales meses del verano sino por el clima en el que se desarrollará la negociación con los acreedores en default. Los meses que se vienen serán clave. Y en la city están seguros que la actividad se irá acomodando a los resultados que surjan en esa mesa, de la cual participan no sólo el Gobierno y los bonistas sino también los organismos internacionales y el poderoso Grupo de los Siete.
Por ese motivo la palabra que se puso de moda en el microcentro es “volatilidad”. En medio del tira y afloje por la deuda, se prevén bruscos altibajos en el mercado bursátil. Los inversores se muestran muy sensibles a cada gesto que dejan trascender tanto del Gobierno como desde los centros de poder internacional.
A propósito de guiños, los corredores descuentan que por más tensa que sea la negociación, finalmente habrá acuerdo con los acreedores en los próximos meses. El consenso es que ello ocurriría hacia la primavera. En base a esta presunción, las perspectivas vuelven a jugar a favor del mercado accionario. Las principales consultoras del microcentro están previendo que en un escenario de salida del default, bajo los parámetros planteados por el Gobierno, los papeles empresarios deberían seguir su camino ascendente. No harían más que ajustarse al crecimiento de la economía.
La consultora Delphos, por ejemplo, pronosticó en su último informe que el MerVal subiría otro 15 a 20 por ciento en los próximos meses, y que el índice llegará a los 1400 puntos. Otros análisis más osados suponen que ese pronóstico es conservador, y prevén que, una vez sellado el acuerdo por la deuda, las acciones mostrarán subas importantes. Llegará entonces el momento de renovar el debate sobre la existencia o no de una burbuja bursátil. ¿Por qué habría que esperar alzas de las acciones, tras las fuertes escaladas del último año y medio? La respuesta remite tanto al plano local como internacional.
n No sería descabellado pensar que los fondos mutuos extranjeros, que en la actualidad tienen vedado el mercado argentino porque sus propias reglas les impiden invertir en países que se encuentran en default, apuesten al crecimiento argentino una vez que se normalice la situación con los acreedores. Existe una realidad que los acercaría a esta plaza del sur: la tasa de interés internacional, que se encuentra en mínimos históricos, y que se espera continúe en niveles bajos en el mediano plazo.
n El mercado local atraviesa también una situación de notable liquidez. Lo mismo que en el exterior, las tasas de interés se mantienen muy bajas, lo que estimula a los inversores, a los pequeños y a los más sofisticados, a ir en busca de opciones más rentables. Aunque más riesgosas. Tampoco el dólar aparece como una opción interesante.
El abanico para los inversores quedó muy reducido. Por afuera de las acciones quedan pocas alternativas: una de ellas sean los bonos ajustados por el CER. Sea por el reajuste de las tarifas o por el arrastre ante el fuerte aumento del consumo, los próximos meses parecen venir con un salto inflacionario. A este otro movimiento están muy atentos los financistas.