FINANZAS › EL BANCO CENTRAL MANEJA A SU ANTOJO LA PLAZA CAMBIARIA
El jefe del mercado
La cotización del dólar es la que quiera determinar el Banco Central. Posee reservas abundantes y es el principal comprador de divisas. Resulta relevante, entonces, conocer la estrategia de Prat Gay.
› Por Claudio Zlotnik
Desde la mesa de operaciones del Banco Central, el mercado cambiario se ve distinto. En ese escritorio se guarda el código de cómo intervenir entre la oferta y la demanda de divisas: sólo lo conocen Alfonso Prat Gay y el jefe de la mesa. No hay gritos. Tampoco se nota una excesiva tensión, a pesar de la escalada del dólar. La autoridad monetaria tiene una carta a su favor, decisiva en estos momentos: la convicción de los corredores de que el Central –dada la magnitud de sus reservas, de unos 18.200 millones de dólares– puede manejar a su antojo la cotización del billete verde. No se equivocan. Entonces, resulta relevante saber cuál es la estrategia de Prat Gay.
No caben dudas de que el BC indujo la suba de la moneda estadounidense. Con pleno respaldo político, aprovechó la decisión de los exportadores de retener divisas –asumida ante la abrupta caída de los precios de la soja y de los cereales– para habilitar la trepada. Incluso intervino comprando dólares cada vez que la cotización marcaba un retroceso.
Pero más allá de lo que pase en el minuto a minuto en el mercado, Prat Gay quiere aprovechar la movida para enviar algunas señales a la plaza. La más importante es reforzar la idea de que en la Argentina existe un tipo de cambio flotante, y que la mesa del Central puede intervenir a su antojo. De esta manera, el jefe de la autoridad monetaria les quita el seguro de cambio que los financistas contaban durante la convertibilidad.
Las compañías exportadoras, a su vez, aguardan una señal del Central para liquidar sus divisas. Concretamente, que la mesa de la autoridad monetaria embolse menos divisas. En las últimas semanas, el BC redujo de 45 a 25 millones de dólares sus compras diarias en el mercado. Bajó un escalón cada vez que los exportadores disminuyeron sus ventas. Pero esta vez no ocurrió lo mismo, comportamiento que desorientó a los corredores.
Más allá de las especulaciones de corto plazo, los financistas tienen en cuenta un factor estructural que debería impactar sobre el tipo de cambio: se trata de la desaceleración en el ingreso de divisas para el próximo año.
n Según el banco de inversión estadounidense JP Morgan, la baja en los valores de los commodities tendrá un impacto negativo de 1400 millones de dólares anuales. De esta manera, el pronóstico de superávit comercial para 2005 ahora quedó en 8500 millones de dólares. Nada menos que 5000 millones menos al de este año.
n En la misma línea se pronunció la consultora M&S, de los economistas Carlos Melconian y Roberto Santángelo. En su último informe calcularon que el superávit cambiario del año que viene ascendería a unos 8000 millones de dólares. Entre 4000 y 5000 millones por debajo del saldo positivo tanto de este año como el de 2003.
El brusco cambio del contexto internacional, tanto por la caída de los precios como por el alza de la tasa, y la presumible demora en el acuerdo con los acreedores, parecen poner a prueba la recuperación de la economía. La suba del dólar de la última semana, alentada desde el Banco Central, puede tratarse de un ajuste con la mirada puesta en el escenario que se viene.