Dom 12.03.2006
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FINANZAS › BANCOS DE INVERSIóN OFRECEN AL PAíS LA COLOCACIóN DE TíTULOS DE DEUDA

Ansiosos por más bonos

El Gobierno está siendo tentado para emitir títulos de deuda en el exterior. Excedentes financieros y rescate de papeles por parte de emergentes presionan por nuevas emisiones. Riesgos de ese juego.

› Por Alfredo Zaiat

Cuando en el mercado financiero internacional existen excedentes, o sea que sobra dinero, para aplicarlos en inversiones de riesgo, los responsables de la gestión económica de un país deberían estar alertas más que entusiasmados. La experiencia reciente –la de la década del noventa– enseña que el endeudamiento externo es una droga y, por lo tanto, hay que manejarse con cuidado. Por varias razones coyunturales de la plaza mundial, bancos de inversión están tentando al Gobierno con la colocación de títulos públicos en el mercado internacional. Regresar al mundo de la deuda es muy seductor luego de haber caído a la categoría de paria por haber declarado el mayor default de los denominados países emergentes. Pero tiene sus riesgos.

La abundancia de fondos en el circuito financiero porque la tasa internacional sigue en niveles bajos, pese a los sucesivos ajustes aplicados por la FED (banca central estadounidense), genera ansiedad entre los inversores para conseguir rentas atractivas. Una vía para alcanzar ese objetivo es desembarcar en plazas que ofrecen tasas de interés en moneda dura muy elevadas. Por eso Brasil es el niño mimado de los financistas porque regala rentas extraordinarias, al tener la tasa más elevada del mundo en términos reales. Otro camino para valorizar las carteras de inversión es la compra de títulos de deuda soberana.

En los últimos meses los fondos que manejan bonos de emergentes están deseosos de nuevas emisiones para poder seguir con su negocio. Lo que sucede es que, debido al favorable contexto internacional, los países que antes eran deficitarios ahora son superavitarios en materia fiscal. Entonces, por un lado no están urgidos por financiamiento, y por otro, aplican parte de esos excedentes a rescatar deuda del mercado. Así, la plaza de bonos va perdiendo “mercadería”, los precios suben y, por lo tanto, el rinde de las bicicletas decae.

En ese contexto, tasas bajas, dinero especulativo sobrante y reducción del stock de bonos de plazas emergentes impulsa a los bancos de inversión a vender espejitos de colores a esos países. La Argentina se ha ubicado en los primeros lugares en esa lista de la tentación que prepararon los financistas. Pocos beneficios encontrará el Gobierno, salvo el de querer mostrar que ha reingresado al mercado de capitales internacional, volver a emitir deuda en el exterior. Tendrá que ceder la jurisdicción nacional por las normas de emisión, correrá el riesgo de embargo de esos fondos que recaude y, otra vez, quedará bajo la lupa de los análisis prejuiciosos con anteojeras ideológicas de las agencias de riesgo. Además, nada le asegura que, después de la tarea de seducción, le reclamen una sobretasa por encima de la que surge del actual riesgo país (370 puntos) como costo por haber declarado el default.

Como se sabe, en general, no todo lo que brilla es oro.

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