FINANZAS › FUGA DE CAPITALES Y DOLARIZACIóN DE EXCEDENTES
Los bancos tienen casi todas las cajas de seguridad ocupadas. Existe un stock de casi medio millón. Un elevado porcentaje de los depósitos en dólares retirados del sistema quedó a resguardo en cofres en las entidades.
› Por Cristian Carrillo
La incertidumbre instalada en el mercado local es aprovechada por los bancos. En vez de conservar su cartera de clientes, ofrecen alternativas para colocar el dinero “a resguardo” fuera del sistema. El costo de las cajas de seguridad aumentó hasta 50 por ciento durante el último año. El precio se ubica de 2000 a 5000 pesos anuales, dependiendo del tamaño de los cofres. La capacidad del mercado financiero de adaptarse y sacar el mejor provecho de circunstancias supuestamente adversas permite entender la soltura de algunos analistas al momento de esgrimir alertas de default o recomendaciones de fuga. En el sector estiman que se encuentran inmovilizados en cajas de seguridad unos 90.000 millones de dólares.
El sistema bancario es beneficiario de la política económica por el estímulo al desarrollo del mercado interno. Las ganancias record del sector se sustentaron en un esquema de negocios vinculado con el consumo, postergando la oferta de financiamiento de largo plazo. La mejora en los indicadores se presenta como una externalidad de la situación económica del país y no como el resultado de una estrategia del segmento por recuperar la confianza de los ahorristas, perdida con el corralito. El negocio parece ser mantener cierto grado de incertidumbre. Un ejemplo es la salida de depósitos en dólares del sistema que generó una demanda en otro negocio más que rentable para los bancos: el alquiler de cajas de seguridad.
El régimen de administración de moneda extranjera derivó en una fuerte salida de divisas de los bancos. A casi un año de las primeras limitaciones, el stock de esos depósitos se redujo a casi la mitad, desde los 14 mil millones de octubre del año pasado. Esos fondo fueron al denominado “colchón” o, en su versión más sofisticada, a cajas fuertes. Lo paradójico es que la compra de moneda extranjera se justifica desde el establishment financiero como una alternativa para conservar el poder adquisitivo. No sólo la comparación de un depósito en pesos y uno en dólares evidencia una clara ventaja de rendimiento para el primero, aunque no llegue a cubrir la inflación, sino que si se toma en cuenta el costo de una caja de seguridad la ecuación brinda resultado negativo.
Según un relevamiento realizado por el portal Zonabancos.com, los costos promedios para los diferentes tamaños de cajas de seguridad ascienden a 4995 pesos al año (416 mensual) para un cofre grande (30 x 60 x 50 centímetros), y a 1975 pesos (165 mensual) para uno de 10 x 15 x 50. Los bancos cotizan las cajas de seguridad en términos mensuales, trimestrales y en algunos casos anuales. Esto está vinculado con la frecuencia y oportunidad de pago del servicio. Muchas entidades, para alquilar las cajas de seguridad, exigen al cliente la contratación en forma adicional de un paquete de productos bancarios, el cual incluye caja de ahorro, cuenta corriente, tarjeta de débito y tarjeta de crédito. El paquete tiene un costo de alrededor de 50 a 225 pesos mensuales, de acuerdo con los productos que incluya. La banca cuenta con medio millón de cofres, casi en su totalidad ocupados. El negocio es redondo para los bancos, pero requiere de un panorama sombrío sobre la economía que justifique pagar este costo sólo para atesorar activos sin que se obtenga un retorno por la inmovilización de recursos
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