FINANZAS › EL BANCO CENTRAL ES EL PRINCIPAL TOMADOR DE CREDITO
Usina oficial de negocios
Las tasas de interés pasivas se encuentran, en promedio, por debajo del 6% anual, el nivel más bajo en el último lustro. Pero el crédito sigue ausente. Los bancos sólo prestan al Central.
Por Claudio Zlotnik
Roberto Lavagna y Alfonso Prat Gay tienen plena coincidencia al momento de explicar la ausencia de crédito. Ambos alegan que esa anomalía se debe a que los bancos reclaman tasas de interés usurarias, imposibles de pagar para un consumidor o inversor. Y sostienen que, a menos que las entidades financieras quieran seguir perdiendo plata, deberán disminuir los costos y salir a la ofensiva en el mercado crediticio. ¿No hay otra forma de hacer negocios?, repiten los funcionarios. La realidad los contradice. El Banco Central está funcionando como una verdadera usina de negocios para los financistas: en lo que va del mes, el stock de Lebac (Letras del BCRA) se incrementó en unos 1200 millones de pesos.
Es cierto que, en las últimas semanas, la autoridad monetaria lanzó un conjunto de medidas tendientes no sólo a incrementar la capacidad prestable del sistema financiero sino también a lograr un fuerte descenso de las tasas de interés. La rebaja de los encajes (inmovilizaciones de los bancos en el BCRA) liberó al mercado 1000 millones de pesos. También se ordenó una nueva regulación sobre capitales mínimos con el objetivo de direccionar el crédito hacia el sector productivo. Mientras tanto, las tasas de interés pasivas se encuentran, en promedio, por debajo del 6 por ciento anual, el nivel más bajo en el último lustro.
Ante la falta de reacción por parte de los financistas, que concentran las líneas crediticias en las de corto plazo y a costos en torno del 40 por ciento anual, funcionarios técnicos ya trabajan en un proyecto de indexación de la economía. Persiguen el proclamado propósito de regenerar los préstamos de largo plazo destinados al sector de la construcción.
El problema es que mientras Prat Gay toma medidas para apurar la demanda de crédito es el propio Banco Central el que se queda con el dinero excedente. De los 1300 millones de pesos emitidos por el Central en lo que va del mes para comprarles dólares a los exportadores, casi todo –1130 millones– fueron absorbidos mediante las Lebac.
Acaso esta actitud forme parte de un trabajo prolijo frente a la ortodoxa observación de los técnicos del Fondo Monetario, quienes aplauden la contracción monetaria que ponga a salvo a la economía de la inflación. Aunque, en los últimos tres meses, quedó demostrado que la inflación está muy lejos de convertirse en un problema.
En su defensa, Prat Gay podrá argumentar que ha logrado financiamiento a costos bajísimos, de apenas el 2 por ciento anual en las colocaciones a 30 días. Pero la realidad es que el Central no hizo más que mejorarles las ganancias a los bancos de los que antes eran encajes, confirmando una vez más que el Estado puede convertirse en el mejor socio-bobo de los financistas. Es la peor señal si el verdadero objetivo fuera la reactivación del crédito.