Las provincias se endeudan en el exterior para pagar los aguinaldos. La fuga de capitales computa los registros más elevados de la última década. Las empresas que se dedican a la producción para el mercado interno no pueden competir contra el negocio de la especulación financiera debido a las altas tasas de interés en pesos y registran caídas notables de la inversión. El consumo de la población marca los peores retrocesos desde el estallido del plan de convertibilidad en 2002. La inflación, que se había proyectado con una suba del 25 por ciento para todo 2016, ya acumuló ese incremento en los primeros cinco meses del año y se ubica por encima del 40 por ciento interanual.

Este panorama de la economía encendería luces de alarma en cualquier Banco Central, menos en el argentino. La opinión pública pondría en duda la capacidad de las autoridades para gestionar la política monetaria y coordinar iniciativas con el resto de los hacedores de la política económica. Pero no en la Argentina, donde los directivos de la entidad cuentan con una protección incondicional de medios de comunicación convencionales, que en cada conferencia de prensa realizan preguntas más que amigables, y de consultores del mercado, quiénes argumentan con tecnicismos a favor de las medidas anunciadas.

Una de las pocas críticas de referentes del establishment la realizó esta semana Fernando Navajas de FIEL, uno de los centros más reconocidos entre los economistas de la ortodoxia local. “¿Vamos camino a una hibernación del empleo y el consumo?”, mencionó Navajas. Planteó que la apuesta del Gobierno es que “la magia del blanqueo” y el ingreso de capitales tenga un efecto reactivante sobre la actividad económica y el mercado laboral. “Pero, contrario a lo que se dice y repite, yo tengo problemas conceptuales o analíticos para predecir el éxito del blanqueo. El primero es que existe un problema de inconsistencia temporal. No es creíble que se anuncie que se va a eliminar el Impuesto a Bienes Personales cuando la tendencia mundial –post libro de Thomas Piketty– es que esas tasas van a tener que aumentar”, señaló Navajas.

Existe además un problema que en la literatura económica se conoce como castigo moral. “El ahora tan discutido artículo 85 de la ley establece, de facto, que no hay secreto fiscal o bancario en la Argentina. La construcción de la lista de los “aquí están, estos son” es inevitable. ¿Cuánta gente va a querer exponerse frente a la sociedad, la familia y los amigos?”, indicó el economista de FIEL. Apuntó que el problema de la coordinación es un tercer elemento que genera dificultares para que el blanqueo genere cierta reactivación en la economía. “Es necesario que se junte una masa crítica para que tenga éxito. Esto importa no sólo para la macro sino para los que toman la decisión de entrar. Al comienzo vamos a ver bastante poco movimiento, es decir un wait and see”, aseguró.

La despreocupación de funcionarios del Central por las tensiones actuales de la economía y la falta de perspectivas de crecimiento en el mediano y largo plazo no pasa desapercibida. La actividad destacada de la última semana del presidente de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, fue un viaje a La Rioja para hacer photo shooting, es decir una sesión de fotos para capturar imágenes del venado andino (o taruca), animal que se incluirá en los nuevos billetes de 100 pesos. “La razón de los diseños que se lanzarán es tratar de pasar de la solemnidad a la alegría, enfatizar la alegría de vivir”, aseguró Sturzenegger.

La población, pese a la caída de su capacidad de compra, la inestabilidad laboral y el aumento notable de los precios, debería ser feliz con billetes de muchos colores.