Dom 08.02.2004
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INTERNACIONALES › COMO ES LA TRAMPA QUE BUSH ESTA ENVIANDO AL CONGRESO

El presupuesto del miedo

El presupuesto 2005 de EE.UU. parece el plan de un gobierno militarista. Es mucho más grave que eso, según esta nota.

› Por Claudio Uriarte

El presupuesto norteamericano 2005 se parece a una estafa envuelta en un pretexto envuelto en una falacia. La estafa es la continuada devolución de impuestos a los más ricos; el pretexto, la necesidad de mejorar la defensa y la seguridad interior, y la mentira es que el resultado cortará el inédito déficit de 521.000 millones de dólares a alrededor de la mitad en los próximos tres años. Pero vayamos por partes.
Es su núcleo, el paquete se compone de tres elementos: una rebaja de impuestos de 1,1 billón de dólares durante los próximos 10 años, con 175.000 millones pautados para bajar en 2009 y el resto al fin de la década; un déficit de 521.000 millones este año que declinaría a 237.000 en 2009; el congelamiento o recorte de casi todos los programas domésticos discrecionales (es decir, que no son obligatorios por la ley, como jubilaciones y servicios médicos), y un salto del 7,1 por ciento del presupuesto militar, que pasa a ser de 401.700 millones de dólares. La única excepción a los recortes domésticos es en el Departamento de Educación, donde el presidente George W. Bush tiene el plan “Que ningún niño quede atrás”, uno de sus “programas vitrina” con miras a las elecciones del 2 de noviembre. En cambio, el dinero para el cuidado de niños, ayuda inmobiliaria para familias de bajos ingresos, las políticas contra la contaminación del aire, el agua y la tierra, es congelado o drásticamente reducido.
En apariencia, éste es el programa de una administración militarista, que no vacila en hacer quebrar al país y perjudicar a niños y ancianos con tal de alimentar a Northrop, Raytheon, General Dynamics y otras compañías que trabajan para el Pentágono. En realidad, las cosas son más sutiles. El presupuesto militar de tiempos de Bill Clinton no era mucho más bajo que éste (estaba bien por arriba de los 300.000 millones de dólares anuales), y sin embargo la economía exhibía superávit de 400.000 millones. Aun suponiendo que el aumento del presupuesto militar es culpable del déficit, quedan en éste unos buenos 400.000 millones por explicar. Esa, exactamente, es la cifra de la reducción de impuestos hasta ahora. Y, pese a que la administración prometió que el dinero volvería por medio de un aumento en la recaudación impositiva que resultaría del boom de la economía, eso no ha ocurrido, la economía no está en un boom y las empresas que crecen reinvierten sus ganancias en aumentar su productividad y no sus planteles de empleados, mientras la recaudación impositiva ha caído de un 20,9 por ciento del PBI en 2000 a un 15,7 ahora.
Entonces, como dijo un editorial de rara lucidez en The New York Times, el presupuesto “es un ejercicio en cinismo de año electoral: pide recortes en programas que el presidente Bush sabe que el Congreso va a proteger y futuros recortes de impuestos que sabe que la nación no puede pagar”. Robert Greenstein, del Centro para Prioridades de Presupuesto y Política, lo comparó a “una guerra de clases al revés”, Y, por último, es el presupuesto del miedo, porque el Congreso lo va a resistir, pero la oposición puede quedar en el antipático lugar del partido que quiere subir los impuestos.

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