Dom 12.10.2003
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INTERNACIONALES › CONSECUENCIAS DEL TRIUNFO DE ARNOLD SCHWARZENEGGER

Termieconomía en acción

La elección de Arnold Schwarzenegger puede cambiar la política económica doméstica de Bush, pero al costo de más déficit. O de Irak.

Por Claudio Uriarte

Arnold Schwarzenegger ganó las elecciones de California con algo bastante parecido a lo que ahora se llama “transversalidad”: votaron por él los hombres blancos pero también las mujeres: los ricos pero también la mitad de los trabajadores sindicalizados, un tercio de los hispanos y hasta un 17 por ciento de los negros. Eso, desde luego, no hubiera podido lograrse si el republicano Schwarzenegger hubiera librado una campaña de derecha clásica; por el contrario, defendió al aborto y los derechos de los gays, mientras juraba que no aumentaría los impuestos. Lo que pasó, por lo tanto, abre una ventana de posibilidad para que California, que con 54 votos electorales aporta el mayor caudal del Colegio Electoral que finalmente decide al presidente, cambie su perfil demócrata y apoye la reelección de George W. Bush en noviembre de 2004. Pero esto implica un cambio de política económica de Washington, y éste es el punto en que la elección se vuelve interesante desde el punto de vista de la economía.
California tiene un déficit de 38.000 millones de dólares y un desempleo del 6,7 por ciento. El rojo resulta en parte del desinfle del sector high-tech después de los ‘90, de la crisis de la industria aeronáutica después del 11-S y de la recesión general que engloba al país, pero también de que Bush, dando por perdida a California para las elecciones de 2004, eligió financiar su déficit presupuestario cortando la ayuda federal a California en educación, salud y otros servicios. Como consecuencia, maestros y médicos se doblan también como choferes de escolares y enfermeros, por una parte. Pero lo más grave es que California está en quiebra técnica, y tiene que vivir de prestado de lo que logra conseguir en Wall Street. La mayor parte de lo que logra son créditos de corto plazo, que sólo le permiten emparchar el rojo por algunos meses o apenas semanas, y algunas calificadoras de riesgo como Standard & Poor redujeron hace poco la capacidad de repago del Estado –que es la quinta economía mundial– a una B.
Es aquí donde entra a tallar el Terminator. El ex actor ha prometido no subir los impuestos, lo que implicaría seguir en el rojo. Pero también ha anticipado esta semana que se reunirá próximamente con Bush cuando éste visite el Estado dentro de poco, y ha establecido su agenda con toda franqueza: “Necesitamos la ayuda del gobierno federal para recuperar nuevamente a California”. En otras palabras, Schwarzenegger le está pidiendo a Bush el retorno de los fondos suspendidos como precio para la ciclópea empresa de volcar al Estado a su favor dentro de 23 meses.
Entonces, Bush se enfrenta a un dilema singular. El presidente ya afronta una grave crisis económica en Irak, el virtual Estado número 51 de la Unión; y seguramente no esperaba que un paradójico vuelco de la suerte lo obligara a considerar también que debe afrontar la crisis de su Estado número 1. La ayuda adicional a Irak que está a duro trámite en el Congreso sube a 87.000 millones de dólares, y el rojo del Ejecutivo norteamericano ya desborda el record de 500.000. Qué hará Bush con California –y con Irak– es, por tanto, la pregunta de todos.

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