En el campo, a veces, el clima no acompaña. Molineros exportadores y gobierno esperaban ansiosos que este año aumentara el área sembrada de trigo, pero las escasas lluvias en algunas de las principales regiones productoras determinarán que la implantación no supere por mucho la de la campaña anterior. La información surge de un informe de la Bolsa de Cereales con datos hasta el 2 de junio, los que contrastan con el optimismo de las predicciones de la Secretaría de Agricultura en mayo, las que auguraban para la próxima campaña un aumento del área sembrada de al menos el 20 por ciento.

Los resultados de la cosecha 2005/2006 estuvieron el 22 por ciento por debajo de los obtenidos el año anterior; 12,5 millones de toneladas contra 16 millones. Aunque la comparación es contra un muy buen año, la baja llevó a la producción a sus pisos de la última década. En el actual contexto de buenos precios internacionales, la preocupación en el Ministerio de Economía es el potencial efecto sobre el abastecimiento interno.

Las tensiones de oferta pueden aparecer cuando la producción es inferior a los 13 millones de toneladas. Los números gruesos indican que el consumo ronda hoy los 6 millones de toneladas, entre molienda y semilla, y las exportaciones, los 7 millones. Con una cosecha de 12,5 millones de toneladas este año ya se exportaron algo más de 7 millones, lo que previsiblemente despertó la preocupación de Economía. Sucede que los productos derivados del trigo representan el 4,5 por ciento del IPC, de los cuales 1,6 puntos corresponden solamente al pan.

Según señaló a Cash Rubén Ciani, director de Mercados Agroalimentarios de la Sagpya, buena parte de la producción local de trigo, alrededor del 40 por ciento, está asociada a la evolución de las cotizaciones de la soja. Ello se debe a que se implanta en un ciclo anual en combinación con la oleaginosa (trigo-soja de segunda). En consecuencia, en las decisiones de siembra pesan las cotizaciones de los dos cultivos. De acuerdo con esta línea de argumentación, los malos resultados de siembra no pueden explicarse por la competencia entre los dos cultivos, siendo el factor determinante la baja humedad de los suelos al momento de la siembra.

Por ahora la solución consensuada entre molineros y gobierno fue la “autorregulación”. Las cerealeras cuentan con la experiencia de lo sucedido en el mercado de la carne y optaron por poner sus barbas en remojo. Pero con el cambio de pronóstico para la cosecha 2006/2007 y con una demanda interna en aumento, es difícil predecir la ausencia de futuras tensiones. Ya en mayo, en Economía decidieron adelantarse a los acontecimientos y comenzar a monitorear la cadena de valor. Lo primero que encontraron fue la ya tradicional denuncia de evasión impositiva del 40 por ciento realizada por la industria molinera.

¿El sector privado denuncia la evasión? Sí, no leyó mal. Acercándose al problema se encuentran dos datos. El primero es que la serie histórica de molienda no muestra desvíos tan significativos como para creer que 4 de cada 10 transacciones están en negro. El segundo es la existencia de un IVA diferencial a lo largo de la cadena. El molinero compra con una alícuota del 10,5 al productor primario, pero vende luego con el 21. Entre sus clientes están los panaderos, que venden el pan sin IVA. El incentivo a evadir es entonces importante, y aunque muy probablemente esté lejos del 40 por ciento, nadie niega que la evasión exista. Según las molineras tradicionales, a esto contribuyó el abaratamiento de los bienes de capital, que se explica por la entrada de molinos producidos en China y que supuso la aparición de nuevos competidores “pymes” que llevaron el número de molinos hasta alrededor de 150.

Fuentes del Palacio de Hacienda consultadas por Cash aseguraron que pronto habrá novedades en materia de unificación tributaria. La idea es que el IVA sea para todos del 10,5 por ciento, incluso acordando una baja contraintuitiva en el precio final del pan. Que esto se cumpla o no dependerá también de lo que suceda con la oferta interna, es decir, con la cosecha y los precios internacionales.