AGRO › EXPORTACIONES DEL SECTOR PRODUCTOR DE ALIMENTOS Y LA INFLACION
› Por Susana Díaz
Las exportaciones del sector productor de alimentos aumentaron el 18,9 por ciento en el primer semestre del año en relación al mismo período del año anterior. En dólares, las ventas al exterior registradas durante los primeros seis meses de 2006 fueron de 4280 millones, en tanto que en volumen, las 16,5 millones de toneladas vendidas significaron una expansión del 18,1 por ciento, lo que refleja la existencia de una pequeña mejora también en los precios recibidos. En concreto, el valor promedio de cada tonelada exportada registrada fue de 259,8 dólares, un avance del 0,7 por ciento, siempre comparando contra enero-junio de 2005. Los números corresponden a un reciente informe de IES Consultores.
De la composición de estas ventas surge la naturaleza de la inserción internacional del país, pues el grueso provino del complejo oleaginoso y, en muy menor medida, del cerealero y lechero. Así, el 51 por ciento de las ventas fueron de subproductos oleaginosos, y el 39 por ciento aceites. El 10 por ciento restante se repartió entre lácteos, 7,9 puntos porcentuales; harinas, 1,1 punto, y azúcar, otro punto.
Esta situación rompe con una lectura tradicional de otras épocas de la economía argentina. El dato de que el 90 por ciento de las ventas corresponde al complejo oleaginoso contrarresta la impresión que produce la observación de un crecimiento de las exportaciones alimentarias muy por arriba del desempeño de la oferta (producto). Sucede que este 90 por ciento no compite con el consumo interno, lo que disipa el problema de las presiones inflacionarias. Sin embargo, la continuidad del aumento de las exportaciones de lácteos, aun cuando todavía regía la suba de retenciones, permite prever algunas turbulencias en este subsector.
Desde la perspectiva de la producción, en tanto, las señales son claras. La demanda y los precios, internos y externos, muestran una tendencia positiva y sostenida. La reacción que podría esperarse de los empresarios fue confirmada por el conjunto de indicadores de actividad –capacidad instalada, inversiones y producción–, los que muestran una expansión continua desde 2002. Según destaca IES Consultores, “el sector alimentario ha sido uno de los principales receptores de capitales destinados a incrementar la capacidad industrial de procesamiento de materias primas”.
Otro dato interesante que surge de los números es la diversificación de los socios comerciales. Medido en dólares, al tope del ranking de compradores se encuentra la India, con el 10,3 por ciento; siguen los Países Bajos, con el 9,6 por ciento; España, con 7,5; Italia, con el 5,9 y China, con el 4,7 por ciento. De todas maneras, esta gran dispersión de los compradores es también consecuencia de la naturaleza de los productos vendidos.
La conclusión general que se obtiene de la marcha del sector alimentario es, en términos de la economía neoclásica, que el país continúa especializándose en aquellos productos en que tiene ventajas comparativas para su producción. La buena noticia para la macroeconomía es que, a diferencia del pasado, el grueso de los commodities agropecuarios exportados no son bienes que formen parte de la canasta de consumo de la mayoría de la población, denominados “bienes salario”.
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