Por Susana Diaz

Esta semana el secretario de Agricultura, Miguel Campos, reivindicó una de las principales máximas de los productores agropecuarios. Afirmó que “el agro es el verdadero motor de la economía”. En los próximos cinco años, destacó, la producción agrícola podría más que duplicarse y llegar, entre granos y oleaginosas, hasta los 220 millones de toneladas. Pero lejos de consolidar el proceso de reprimarización productiva experimentado en las últimas dos décadas, esta expansión podría ser la base para potenciar el crecimiento de la industria vinculada. El escenario de esas afirmaciones no podía ser más propicio: la inauguración de un seminario sobre la perspectiva de la agroindustria organizado en forma conjunta por el IICA, la SAGPyA y algunas entidades del campo. Para el titular de la cartera agropecuaria, el desarrollo de la agroindustria podría generar “unos 400 mil puestos de trabajo directos” y, sumando también las ventas de materias primas, generar divisas por 40.000 millones de dólares anuales.
En el mismo ámbito, el secretario de Política Económica, Oscar Tangelson, destacó la necesidad de generar un mayor valor agregado a las exportaciones sectoriales. El país está en condiciones de pasar “del granero a la góndola”. Para conseguirlo “debe aprovechar sus ventajas comparativas y agregar valor en la cadena comercial” de commodities, insistió. De esta manera podrá “responder a la demanda mundial de alimentos”. El viceministro se refirió también al “fuerte potencial de desarrollo” que presenta la industria pesquera, ya que cuenta con una plataforma submarina que supera el millón de kilómetros cuadrados.
Si se siguen las declaraciones de los funcionarios, el modelo de desarrollo que estaría eligiendo de hecho la Argentina sería el de Chile, que optó por expandir y diversificar sus exportaciones de base primaria, y no, por ejemplo, el de Brasil, que decidió apostar por la producción industrial para aprovechar las dimensiones de su mercado interno. Los datos parecen confirmarlo. Mientras la producción industrial, en la que se incluyen las manufacturas de origen agropecuario, volvió a caer en junio por tercer mes consecutivo, los números del campo no dejan de crecer. A esto debe sumarse que en los últimos meses se levantaron las restricciones en varios mercados, entre ellos los de Japón y Estados Unidos. En este último país 15 productos ya pueden ingresar con arancel cero. Entre otros; dulce de leche, cortes de carne vacuna congelados y quesos duros.