Por Susana Díaz

Los precios de las commodities que exporta la Argentina continúan guiados por la buena estrella. El último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) valorizó la cosecha local que todavía permanece sin vender. El calor en Europa y la baja de las previsiones de producción para América del Norte produjeron un rápido y mágico efecto sobre los precios que recibirán los productores locales. Tan mágico como que recibirán un extra de cerca de 450 millones de pesos. Además, la variación de los precios se produce en un contexto que garantiza la demanda firme y sostenida para los productos locales.
Pocos mercados son tan “globales” como aquellos en los que se comercializan las principales commodities argentinas. Precisamente por ello, se trata de mercados “transparentes” y relativamente previsibles. También, dados los volúmenes negociados, las maniobras especulativas tienen escasa o nula influencia sobre los precios. En general, las informaciones que inciden sobre la restricción o expansión de la oferta y la demanda son de dominio público, difíciles de esconder y proporcionadas por organismos gubernamentales, como por ejemplo los informes de la USDA. Según destacó esa oficina el martes pasado, las cosechas estadounidenses de 2003/2004 de soja y maíz serán inferiores a las inicialmente previstas. 630 mil toneladas menos en el caso de la oleaginosa y 5,8 millones de toneladas menos en el caso del maíz. Inmediatamente, en la Bolsa de Cereales de Chicago la soja cotizó con aumentos de hasta casi 6 dólares por tonelada, mientras que el cereal lo hizo en cerca de 5 dólares. Pero a nivel local, las subas para la soja fueron todavía mayores. La ganancia por tonelada cerró el viernes a 8,50 dólares.
Cabe recordar que durante el primer semestre del año, los precios de los productos primarios ya habían experimentado una recuperación interanual del 19 por ciento. La nueva suba de precios permitirá, sólo en lo que va del año, superar holgadamente el margen del 20 por ciento que se paga en concepto de derechos de exportación. Si bien el Gobierno no cedió por ahora a los reclamos fiscales del sector, al menos el Creador parece haberse apiadado.