He leído con mucha preocupación el artículo respecto a la construcción de cuatro autopistas en el conurbano bonaerense. Dichas construcciones, tomando en cuenta la situación del país suponen un importante aporte estatal de corte keynesiano a la economía. Pero la preocupación nace al comprobar que este aporte se origina en épocas electorales y exclusivamente en el territorio político del que proviene el presidente Duhalde y con un total desconocimiento o desprecio por la situación lamentable de la infraestructura vial del interior del país. Así las cosas, estos proyectos suponen simplemente una acción electoralista en la arena política del disputado hinterland bonaerense cuyos efectos multiplicadores se harán sentir sólo en un pequeño ámbito del país. Esta situación se vuelve totalmente reprochable si tomamos en cuenta que el corredor de la ruta 9 norte (principal corredor económico del país) se encuentra de a tramos maltrechos (en Salta, Santiago, Córdoba y Santa Fe), obsoletos (las dimensiones de la cinta asfáltica en el tramo que va desde el sur de Córdoba hasta el norte de Buenos Aires son inadecuadas) o totalmente intransitables (algunos kilómetros del tramo sur de Santiago). De esta manera, en estos tiempos de crisis, el único aporte estatal de consideración a la economía del país se centra por disputas territoriales en Buenos Aires, reforzando el trazado vial centralizado del país y reforzando la economía bonaerense con los dineros de todos los argentinos mientras se postergan los corredores económicos del interior. Dadas así las cosas estos proyectos son antieconómicos, con pocos efectos marginales para la economía nacional y para su articulación, reforzantes del macrocefalismo y postergantes de las tan mencionadas y poco ayudadas economías regionales.
Sebastián Fernández
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