E-CASH DE LECTORES
“Democratizar la información.” Así finaliza su opinión Moisés Meik el artículo escrito en Cash del domingo 16 de enero de 2005. Tiene absoluta razón. Tojunto es una asociación civil cuyo objetivo es la construcción de un conocimiento y pensamiento crítico junto con las organizaciones sociales –sindicatos, empresas recuperadas, centros culturales, parroquias, agrupaciones políticas, entidades educativas, etc.– a través de talleres de reflexión, capacitación y formación adhiere a este llamado hecho por este profesor de la UNLP. Desde 1994 hasta 2002 como parte del programa de extensión universitaria en las facultades de Filosofía y Letras y Ciencias Sociales (desde 1999), el Proyecto de “La universidad en el barrio” y “Sociales sale a la calle” cumplió la tarea de “llevar” a los docentes, investigadores y estudiantes a las entidades sociales de los barrios de la capital y del conurbano, con distintos y variados temas, organizando talleres en los lugares donde vive y trabaja la comunidad. En esos años, más de 30.000 personas participaron de esos encuentros de pensar, de discutir, de escuchar y aprender del debate de ideas que se proponían. Luego, a partir del 2002, con el mismo espíritu, con la misma colaboración de universitarios, Tojunto, sigue yendo a los barrios, con su bagaje de temas en debate, “... asumiendo el desafío del debate con honradez y sentido solidario...”. La experiencia realizada en los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2004, con nuevos dirigentes de los sindicatos de Municipales de Morón y San Isidro, Sadop, Faptren, UPCN de Zona Norte, en los cuatro encuentros de un taller de formación y capacitación, realizado en San Isidro, confirma ampliamente las reflexiones del artículo sobre el pronunciamiento de la Corte Suprema sobre la inconstitucionalidad del tope a las indemnizaciones y de la ley de accidentes de trabajo, destacando la trascendencia de esos fallos para los trabajadores y toda la sociedad. En estos talleres se puso en evidencia no sólo que... “otros laboralistas tomen la posta...” sino que, es necesario, imprescindible, llegar a las comisiones directivas de sindicatos zonales, cuerpos de delegados, comisiones internas y trabajadores en general, con este debate, con toda la información necesaria, con todos los elementos políticos, jurídicos y sociales, para explicar, escuchar, aprender, y como reiteradamente decimos nosotros, construir con la sociedad un pensamiento crítico.
Naum Poliszuk
Presidente de Tojunto
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La reciente noticia del canje de deuda ha provocado revuelo, y sin duda, ha sido la noticia destacada de los últimos días. Los medios analizan las declaraciones del ministro de Economía como una “corajeada” frente a los distintos acreedores, incluso con mensajes dirigidos a las grandes instituciones acreedoras internacionales (FMI, BM, BID), aun cuando en el canje su deuda no estuviese en juego.
En un análisis simple, bien a nuestra usanza, se podría decir que Lavagna “puso huevo” enfrentándolos. Otros podemos decir que “le faltaron huevos para cantarles las cuarenta”.
Sea con el vaso medio lleno o medio vacío, lo que está claro es el respeto y temor a los grandes intereses financieros, tanto que aun el máximo representante de la economía nacional es medido al enfrentarlos. Un miedo fundamentado en las expresiones y consecuencias, que hemos visto y vivido (la inflación, la caída de Alfonsín, 50 por ciento de la población por debajo del umbral de pobreza, la caída de De la Rúa, por ejemplo), por no poder cumplir con nuestros pagos en término. Sin embargo, en las últimas tres décadas, no hemos hecho más que serles obedientes, sin que eso produjera queja alguna, obviamente, por parte de nuestros acreedores. Esto es básicamente porque en su rol de asesores e impulsores de medidas económicas, en conjunto con su rol de acreedores, no benéficos sino con fines de lucro, siendo casi juez y parte (llevando la jurisdicción jurídica de la deuda a tribunales ubicados a metros de Wall Street y gracias a la instauración de líderes políticos afines a sus intereses), han obtenido rentabilidades altísimas en deterioro de la economía nacional. ¿Quién puede quejarse cuando un negocio sale bien? Parecería que nadie. Ahora si nuestro análisis nos permite inferir que los males que atraviesa nuestra sociedad, son consecuencia de nuestra horrorosa relación con los organismos de crédito internacional, yo diría que lo que le faltó a Lavagna no fueron huevos sino apoyo.
El apoyo que da una sociedad que entiende cuál es el origen de sus males y no se ve reprimida sino incentivada, a creer que el cambio es posible. Una sociedad integrada, que no segregue a quienes padecen los efectos colaterales sino que se ponga a su par para entender el padecimiento, para sobre el construir ideas y políticas que nos saquen adelante. Entonces, cuando pensemos así y entendamos cuáles son las causas de nuestro mal pasar y seamos capaces de proponer y exigir medidas, sólo entonces a nuestro ministro de Economía no le van a hacer falta “huevos”, porque nadie puede necesitarlos cuando tiene a todo el pueblo apoyándolo.
Nicolás Porter
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