Dom 09.03.2008
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CONTADO

Asombro

› Por Marcelo Zlotogwiazda

Un viejo cuento sobre la profesión relata que un economista vuelve tras varios años a su facultad para dar una conferencia y aprovecha la oportunidad para saludar a un antiguo profesor. Tras charlar un rato en su oficina ve una pila de exámenes sobre el escritorio, toma uno, lo mira, y le dice al profesor con asombro:

–Es el mismo examen que me tomó a mí hace muchos años.

–No me extraña. Sólo tengo tres exámenes y los voy turnando.

–Y no tiene miedo de que los alumnos se den cuenta y vayan con las respuestas preparadas.

–Para nada. Las respuestas a los problemas económicos cambian todos los años.

El cuento admite dos moralejas. Que los economistas cambian de opinión como de camiseta; o que lo que cambia muy de prisa es la realidad.

Por supuesto que las moralejas no son excluyentes, tal como se puede comprobar en estos tiempos.

¿Quién hubiera dicho hace no mucho que los precios de las materias primas se iban a disparar como lo han hecho y que, tal vez, la tendencia sea prolongada?

¿Quién se hubiera atrevido siquiera a conjeturar que China influya más que los Estados Unidos como factor externo de la macroeconomía argentina?

Sólo un delirante hubiese apostado hace algunos años que el país que más ricos tiene actualmente entre los diez que encabezan el ranking es India, con cuatro entre esos diez (leyó bien, y si no cree verifique en la última edición de la revista Forbes).

La dinámica mundial desorienta tanto que el economista estadounidense Brad Setser escribió el miércoles pasado en su muy visitado blog una nota titulada “Lo que no puede ser permanente parece que lo es”. Setser es uno de los mayores especialistas en el fenómeno de acumulación de reservas en países emergentes, y aun así expresó su “asombro” de que las reservas chinas aumentaron en enero en 61.600 millones de dólares (totalizan alrededor de 1,5 billón). Como para no asombrarse: China incrementó en un solo mes más que el total de reservas argentinas.

Pero la razón de origen para el asombro de Setser, y de muchos otros, es que uno de los motivos claves por los que China sigue acumulando reservas a ritmo creciente es su performance exportadora, que no se vio afectada en lo más mínimo por la crisis estadounidense. Por el contrario, en enero sus ventas externas crecieron casi un 27 por ciento (rozan los 110.000 millones de dólares), que fue el mayor salto de los últimos seis meses. Una muy buena noticia para la Argentina, dado que al amparo de su potencial exportador China sigue aumentando sus compras en el mundo (en enero las importaciones subieron un 28 por ciento), sin deteriorar su excedente comercial (22.700 millones de dólares en enero).

No está de más recordar que es el segundo cliente de la Argentina, detrás de Brasil.

Si China sigue creciendo, y si de la mano de la demanda china la soja continúa valorizándose, ¿quiere decir que la Argentina podrá seguir sacando provecho de un contexto internacional favorable?

La palabra de moda entre los economistas es “desacople”. Hay un permanente debate sobre si tal o cual país o región están total o parcialmente desenganchados, desconectados, desacoplados de la crisis estadounidense. Respecto de América latina, un informe del miércoles último de Morgan Stanley firmado por Gray Newman y Daniel Volberg comienza diciendo que “la desconexión entre la economía estadounidense y América latina nunca ha sido tan grande como en el primer bimestre de 2008”, pero luego sostiene “sospechamos que 2008 probablemente sea el año en que la región enfrente su primer shock externo serio luego de varios años, a medida que la recesión estadounidense se haga sentir en los flujos de comercio exterior, en los precios de las commodities, en los planes de inversión y en los mercados financieros”. Sospechan que “el año va a terminar muy distinto a cómo empezó”, pero no lo afirman. Hay que ser muy osado para jugarse con seguridad en un mundo tan volátil y asombroso. En lo que Newman y Volberg si son precisos es en el cálculo de cuánto de la bonanza macroeconómica argentina de los últimos cinco años se debe a factores locales y cuánto a factores externos. Mediante un modelo econométrico determinaron que “si el contexto internacional no hubiese sido inusualmente favorable, el 8,7 por ciento de crecimiento promedio que tuvo el país desde 2003 habría sido de sólo el 3,7 por ciento”.

Así como la palabra “sólo” es equivocadamente peyorativa, la última oración del artículo revela un simétrico exagerado pesimismo. Vaticinan: “La era de la abundancia en América latina fue mayoritariamente fogoneada por factores externos, y su final también puede venir desde afuera”.

No sería raro que, como en el cuento del principio, dentro de poco digan otra cosa.

PD: Morgan Stanley perdió miles de millones de dólares por malos negocios con las llamadas hipotecas “subprime”.

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