Dom 29.03.2015
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DEBATE › EL CAMBIO DE ESTRATEGIA DE LA FEDERACIóN AGRARIA ARGENTINA

Mesa de Enlace quebrada

Eduardo Buzzi, ex titular de la FAA, hizo prevalecer sus intereses personales por sobre los colectivos. La nueva conducción de los federados privilegió plantear las problemáticas particulares al Gobierno, obteniendo respuestas favorables.

› Por Lautaro Lissin * y Marcelo Panero **

En diciembre de 2014, la Federación Agraria Argentina renovó sus autoridades. Luego de un mandato de catorce años, Eduardo Buzzi dejaba el máximo cargo de la entidad, para competir por la gobernación de la provincia de Santa Fe. No obstante, el final de su presidencia no alentaba la esperanza de un cambio de rumbo, en lo que respecta a la acción política, de la FAA. El nuevo presidente, Omar Príncipe, ex secretario gremial, era elegido por la lista oficial Azul y Blanca, lo cual hacía presuponer la continuidad de la línea política que el buzzismo había impuesto desde 2008. Contrariamente a las presunciones, la nueva conducción decidió y comenzó a trabajar en un cambio de estrategia política de la organización.

La convocatoria de la Mesa de Enlace a un cese de comercialización de granos y hacienda entre el 11 y 13 de marzo pasados evidenció el nuevo escenario. Por primera vez, desde 2008, la Federación Agraria Argentina decidió no participar de la protesta. Luego de siete años de plantear sus demandas en forma colectiva teniendo como canal de expresión a la Mesa de Enlace, por primera vez la FAA muestra un viraje en su accionar político, acercándose al gobierno nacional para plantearle directamente sus principales problemáticas.

¿Qué es lo que se modificó para que la FAA decidiera apartarse de la Mesa de Enlace? ¿Cuáles condiciones se dieron en la actualidad para que se produjera ese cambio estratégico que distintos sectores de la organización venían reclamando tiempo atrás?

Al interior de las organizaciones empresariales existe una multiplicidad de intereses, muchas veces diversos y/u opuestos entre sí. De este modo, en su dimensión interna circulan numerosos reclamos, demandas cruzadas e intereses personales. La tarea de la conducción es procesar esas posiciones, transformando los intereses y preferencias individuales en demandas colectivas. En ese proceso, y con el objetivo de presentar en el espacio público una acción política homogénea, algunos reclamos se privilegian, otros se postergan y otros se descartan. La principal actividad de la dirigencia es barrenar sobre la diversidad de posturas. Claro está que esta situación suele tener costos, ya que puede generar descontento entre los asociados que no ven satisfechos sus reclamos, pudiendo llegar hasta el cuestionamiento respecto de la capacidad representativa de la organización.

Al momento de privilegiar ciertas demandas sobre otras, al interior de la organización opera una serie de cuestiones, como la diversidad de posturas internas, la activación de las bases, la capacidad política de sus dirigentes, sus intereses personales y sus aspiraciones políticas, entre otras. Asimismo toman relevancia las estrategias de los otros actores, como por ejemplo las del Estado. Al ser el ámbito donde se depositan las demandas al momento de estructurar sus reclamos, el Estado resulta tan decisivo como los aspectos internos de la entidad. Las características que en ese momento presenta su interlocutor, el Estado, resultan esenciales a la hora en que la organización evalúe y defina sus acciones.

Durante el período 2008-2014, al momento de presentar sus reclamos la FAA privilegió un esquema de alianzas con las restantes organizaciones históricas del sector (CRA, Coninagro y la SRA), lo cual se expresó en la Mesa de Enlace. Esta situación hizo que, por ejemplo, las demandas particulares y específicas de ciertos sectores productivos asociados a la entidad, y sin vínculo con la producción de cereales y oleaginosas, se vieran postergadas y no tuvieran lugar en la agenda que manejaba la Mesa de Enlace. Asimismo, sus productores asociados vinculados con la producción de granos y oleaginosas presentan una escala diferente a la de sus pares agropecuarios, lo cual planteaba y determinaba la necesidad de resolver problemáticas específicas y no afines a la Mesa de Enlace. A partir de la resolución 125, Eduardo Buzzi se ocupó, por un lado, de privilegiar los reclamos de la FAA canalizándolas a través de la Mesa de Enlace. Por otro lado, hizo prevalecer sus intereses personales por sobre los colectivos, apuntando más a la construcción de su carrera política que a la gestión de la diversidad productiva contenida al interior de la organización. Como interlocutor, se encontró con un gobierno nacional que, luego del revés que significó la no aprobación de la 125, decidió dialogar en forma individual con las entidades, desestimando la posibilidad de hacerlo con la Mesa de Enlace.

La permanencia de la FAA en el mencionado agrupamiento produjo algunos cimbronazos internos, derivando en la salida de dirigentes históricos del oficialismo y en la creación de nuevas líneas internas que buscaban disputar el centro de poder de la organización. Remarcando la necesidad de retomar las banderas fundacionales de la FAA, vinculadas con la defensa de los pequeños chacareros y su vinculación con la tierra que laboran, agrupaciones como La Netri (integrada por mayoría de jóvenes que tiempo atrás participaban del oficialismo) o Grito de Alcorta (fundada por Pedro Peretti, ex dirigente histórico del oficialismo) eran indicadores de esta situación.

Con el recambio presidencial, se pensó que estaba garantizada la participación de la FAA en la Mesa de Enlace y que los principales lineamientos políticos no se alterarían. Sin embargo, la asunción de la nueva conducción deparó sorpresas. Se produjo un acercamiento al gobierno nacional, que estuvo dispuesto a dialogar; se comenzaron a plantear las problemáticas de manera individual sin necesidad de la Mesa de Enlace. Los primeros resultados positivos fueron el subsidio de 30 centavos por litro de leche y la compensación sobre el pago de retenciones a las exportaciones a los productores de menos de 700 toneladas.

El cambio de estrategia de la conducción federada descolocó a sus pares de la Mesa de Enlace, como así también impactó al interior de la misma organización donde sus líneas internas opositoras acostumbradas a colocarse del lado del reclamo se encuentran ante una situación novedosa, viéndose obligadas a tener un cambio de postura. Y esto sucede porque el oficialismo, al abandonar la Mesa de Enlace y establecer un canal directo de diálogo con el gobierno nacional, ha pasado a ocupar el espacio discursivo que tenía la oposición durante los últimos tiempos de mandato de Buzzi.

Frente a este novedoso escenario, la FAA en su totalidad está viviendo una etapa de resignificación. Seguramente, también habrá un replanteo de las estrategias de los demás integrantes de la Mesa de Enlace, sobre todo Coninagro, que ya vio ciertos beneficios del diálogo individual con el Gobierno, cuando se habilitó exportaciones a sus cooperativas asociadas. Indudablemente, también el Estado tomó nota de lo saludable que resulta romper con esa idea que se tenía del “campo” como un bloque homogéneo, comenzar a diferenciar políticas y actuar en esa dirección.

La Mesa de Enlace no está firme, está renga, tambalea, le falta su pata más aguerrida. Y su futuro es incierto, no sólo por la decisión de la FAA sino también por los beneficios que las otras organizaciones van observando que esta última obtiene a merced del establecimiento de un canal de diálogo directo y constante con el gobierno nacional, en pos de solucionar las problemáticas acuciantes de sus asociados.

* Magister en Sociología Económica (Idaes-Unsam).

** Doctorando en Ciencia Política Unsam y docente-investigador en UNGS y UNVM.

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