Dom 12.08.2012
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OPINIóN › EL PROCESO INFLACIONARIO, LAS EMPRESAS Y EL ROL DEL ESTADO

Debate sobre los precios

Los economistas señalan que hay inflación cuando se verifican “alzas generalizadas de precios”. Esta es la manifestación del fenómeno, pero sus causas pueden ser diferentes.

› Por Jacob Goransky *

Hay un tema que tiene particular importancia en la actual confrontación política: la inflación.

¿Hay o no hay inflación? ¿La suba de precios en los últimos meses reconoce similares causas en procesos pasados tan temidos?

Existe una falta total de rigor científico cuando a un fenómeno se lo caracteriza por la forma en que se manifiesta, despreciando el análisis de las causas a las que se alude cuando se lo estudia. Los economistas señalan que hay inflación cuando se verifican “alzas generalizadas de precios”. Esta es la manifestación del fenómeno, pero sus causas pueden ser diferentes y hay que tenerlas en cuenta.

En la teoría se señalan los siguientes motores de un ciclo inflacionario:

- Déficit fiscal.

- Emisión espuria de dinero.

- Cifras mínimas de los agregados monetarios, comparables a los más subdesarrollados del mundo.

- Puja distributiva-exceso de demanda por los altos salarios.

- Expectativas inflacionarias.

- Papel del Estado que regulaba excesivamente, dificultando el libre juego del mercado.

Para cada uno de esos puntos existe una respuesta con relación al actual proceso económico.

1. No hay déficit fiscal.

2. No hay emisión espuria de dinero, necesaria para cubrir el déficit. Los agregados monetarios en relación con el PBI tienen los valores más altos desde que se los cuantifica. En términos históricos oscilaron el M1 de 2,5 por ciento hasta el M3 de 7 por ciento del PBI. Desde 2003, esos indicadores subieron al 15 y 27 por ciento. Nunca antes se habían alcanzado esos valores.

3. No hay huida del peso. La gente no tiene miedo en ahorrar en pesos. Tampoco los comerciantes tienen miedo de vender a 12 o 18 cuotas fijas en pesos.

4. No hay inflación por exceso de demanda. La capacidad utilizada está alrededor del 71 por ciento y sólo en algunos sectores como el automotor y refinería de petróleo llega a sus límites. En esos rubros se están tomando medidas para resolverlo. En todo caso, la responsabilidad es de los empresarios. Vale preguntar: ¿van a reinvertir las ganancias o las van a girar al exterior? ¿El Estado dejará actuar o se ocupará de ejercer la autoridad en esos casos? Es necesario recordar que una política de ingreso (precios y salarios) ha estado vigente en Francia por décadas y con diferentes gobiernos. ¿Por qué no aplicarla en la Argentina?

5. En cuanto a la puja por la distribución del ingreso, en un país en el que las series indican un incremento de productividad en los últimos años, hasta 2003 acompañadas de bajos salarios, desocupación y exclusión, está indicando que las ganancias de productividad fueron apropiadas por el sector empresario. Aquí se evidenció la ausencia del Estado con una política activa que fuera reparando las consecuencias del accionar del mercado.

6. Lo más grave es la llamada “expectativa inflacionaria” en un entorno de una economía oligopolizada y extranjerizada, generada por los medios y las empresas interesadas porque con la inflación siempre ganaron. Y recurrieron a ella para apurar el paso y dar el golpe, convirtiéndola en una “profecía autocumplida”.

7. El rol del Estado y la preeminencia de la política sobre la economía, que en otros aspectos se corresponde con la estrategia, no se satisface con los precios de los bienes salarios, alimentos y medicamentos.

Habida cuenta de lo dicho, cabe preguntarse acerca de las razones para azuzar el temor a la inflación. Asimismo preguntarse cuánto hay de manipulación política en los aprietes a quienes dirigen el Banco Central y en un marco en que los precios, a no dudar, suben. Y si nos ubicamos en un marco mayor en un país en que todos los indicadores macroeconómicos son singularmente positivos y que no por azar aguantó firme la mayor crisis de la historia del capitalismo.

Los temas no resueltos son:

1. Precio de los productos de consumo popular. No funciona el Mercado Central. Este se hizo a semejanza del de París; sin embargo, en el nuestro, a poco de ser habilitado, se enquistó una mafia que sigue existiendo. Los productos tienen en origen un precio de 1 peso y llegan a 10 y más. Es necesario hacerse cargo de ello y multiplicar Ferias Francas, como existen en todas las grandes ciudades europeas. Existen espacios en cantidad que indican que es posible llevarlo a la práctica inmediatamente. La rebaja de un porcentaje, aunque importante, en los productos adquiriéndolos en el mismo Mercado Central no tendrá efectos prácticos trascendentes.

2. Precio de los medicamentos. En tanto la presidenta Cristina Fernández de Kirchner apoyó, precisamente, la producción de drogas genéricas por laboratorios públicos que, sumada a la ya existente, permite afirmar que los mismos tienen la capacidad de satisfacer la demanda, para no generar nuevos conflictos, por lo menos a las obras sociales y prepagas que se quieran adherir al sistema.

Al bajar los precios de los bie-nes salarios, sube el salario real. Esto facilita las negociaciones paritarias si se aplica una política rigurosa con las empresas formadoras de precios, evitando abusos empresarios, y con una política del Banco Central que puede ser más laxa con el tipo de cambio

* Ingeniero.

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