OPINIóN › MUNDO DESIGUAL EN EL REPARTO DE LA RIQUEZA
› Por Alfredo Serrano Mancilla *
Seguramente este número no dice nada. Tampoco si se habla de 3600 millones de personas. Es inimaginable pensar que ambos dígitos están íntimamente relacionados entre sí. La matemática es caprichosa cuando se trata de observar la desigualdad económica mundial. Las 62 personas más ricas del mundo poseen la misma riqueza que los 3600 millones de personas más pobres del planeta (el 50 por ciento de la población mundial). Así se reparte este mundo.
Desde 2010 hasta la actualidad, estas 62 personas han incrementado su riqueza en mas de medio billón de dólares. Un 45 por ciento más que hace cinco años. Actualmente, poseen un total 1,76 billones de dólares, esto es, un promedio de algo más de 28.000 millones de dólares per cápita-ultra-rico. Nada mal para estar en tiempos de crisis.
En este mismo periodo, los 3600 millones de pobres redujeron su riqueza en un billón de dólares. Esto significa un desplome del 38 por ciento. Y tampoco mejora mucho si se observa hacia atrás. Desde principios de siglo XXI, esta población sólo recibió el 1 por ciento del incremento total de la riqueza mundial.
Detrás de cada número, hay nombres y apellidos. Esas 62 personas tienen rostro. Y los 3600 millones también. Hay indudablemente una posición de poder de unos pocos sobre los otros. Este mundo desigual no vino caído del cielo. Es fruto de un orden económico en el que se toman decisiones económicas. O en el que no se toman. Por ejemplo, como sucede en el caso de los paraísos fiscales. Nadie acaba con ellos porque no interesa a los que más tienen. La riqueza oculta en los paraísos fiscales asciende ya a 7,6 billones de dólares.
Otra causa de esta desigualdad es la financiarización global de la economía. La banca se ha especializado en futuros y derivados, que multiplican en 126 veces el dinero actual en circulación. Por cada dólar que existe en la economía real, existen 20 dólares en el sector financiero. Se gana sin producir. Sin trabajar. Solo apostando con mayor información que el resto. Se juega al futuro pero bajo la dominación del presente.
La desigualdad tiene razones. Muchas razones. Y no se deben desconocer. La lluvia cae por razones meteorológicas al igual que la desigualdad tiene sus explicaciones económicas. Las reglas de propiedad intelectual son abusivas en detrimento de la mayoría. La seguridad jurídica solo es válida para la tasa de ganancia de unos pocos. La fragmentación geográfica de la producción mundial reparte el valor agregado desigualmente. Y así se podría seguir desgranando cómo funciona este mundo que viene impuesto por un orden hegemónico.
La democracia no puede ser concebida como tal si se asienta en desigualdades económicas tan extremas. La desigualdad no se irá si no encontramos cómo cambiar económicamente este mundo. 62 no debe ni puede ser igual a 3600 millones.
* Doctor en Economía, director Celag.
@alfreserramanci
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