Dom 12.06.2011
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ENTREVISTA › LA CRISIS GRIEGA, UNA DEUDA IMPAGABLE Y EL FUTURO DEL EURO

Callejón sin salida

Los planes de ajuste, que agudizan el proceso recesivo, sólo postergan la debacle griega y del resto de los países periféricos de la Eurozona. Recomiendan el camino argentino para superar la crisis.

› Por Marcelo Justo

Desde Londres

Los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal organizados por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a cambio de durísimos planes de austeridad, recuerdan las tribulaciones de Argentina durante la larga agonía de la convertibilidad: una suma de ajustes que terminan profundizando la recesión, el déficit fiscal y aumentando la deuda en un círculo vicioso. Hoy la crisis de estos países periféricos de la Eurozona hace temer un contagio global similar a la debacle financiera del 2008. Costas Lapavitsas, economista griego del School of Oriental and African Studies en la Universidad de Londres, considera que el default de estos países es inevitable y promueve estrategias “latinoamericanas” de reducción de la deuda. “La Argentina de la convertibilidad es el caso que más se acerca a la situación de Grecia y otros países periféricos. Su estrategia y la de auditorías de la deuda como la seguida por Ecuador, pueden ser la solución de la actual crisis”, señaló a Cash.

–¿Por qué no funciona la estrategia de rescates de la UE y el FMI?

–Porque tiene como objetivo principal proteger los bancos de los países centrales de la Eurozona. Contrario a lo que se piensa, los rescates no son para salvar a países irresponsables periféricos sino a bancos que apostaron a maximizar sus ganancias con préstamos irresponsables durante toda la década pasada. El problema es que los gobiernos no pueden salir a rescatar directamente a los bancos porque el electorado no lo toleraría. De manera que les prestan a los países de la periferia para evitar una crisis financiera. El tema de fondo de la unidad monetaria ha sido desde un comienzo un desequilibrio estructural en la competitividad de naciones centrales como Alemania y Francia y las periféricas. Con el euro, el centro ha mejorado su competitividad relativa. Esto ha llevado a un incremento del déficit de cuenta corriente de la periferia que se ha financiado con los bancos del centro. Este financiamiento ha sido tanto para el sector público como para el privado. Hoy toda esta deuda está en los bancos del centro de la Eurozona.

–¿Cuál es la alternativa?

–En este momento hay dos escenarios. El primero es que la periferia no soporte el ajuste y se derrumbe. El segundo es que se siga a los saltos hasta un mediano plazo, el 2015, cuando algunas instituciones de la Unión Europea, como el Banco Central Europeo, tendrán en sus arcas la mayor parte de la deuda griega, portuguesa e irlandesa. Tarde o temprano la UE tendrá que enfrontar esta situación con programas de ajuste en los países centrales.

–Debido a que toda la deuda entre los bancos, los Estados y los privados está íntimamente interconectada, una cancelación mutua de las deudas podría reducir drásticamente el monto total y evitar el default. ¿Es posible avanzar por este camino?

–Es claro que las deudas están interconectadas, pero no es tan claro cómo se podría implementar esa propuesta. Además hay suficientes motivos para pensar que buena parte de la deuda no es legítima. Creo que este camino es más fructífero. La auditoría del presidente de Ecuador, Rafael Correa, dejó en evidencia en 2008 que una parte de la deuda era ilegítima y había causado un daño profundo al país. El precio de esta deuda cayó en los mercados y Ecuador se libró de ella rápidamente. A pesar de los que preveían un derrumbe, la economía ecuatoriana creció 3,7 por ciento en 2010 y se prevé que crecerá más del 5,0 por ciento en 2011. Este tipo de cancelación de deuda es lo que necesita un país como Grecia tanto por su sostenibilidad económica como política y social.

–Todo se parece mucho a la Argentina de fines de la convertibilidad.

–Por supuesto. Argentina es el caso más cercano al de Grecia. Primero porque siguió recetas del FMI que fracasaron estrepitosamente. Segundo porque a nivel monetario tenía una política dura, que no es exactamente igual a la del euro, pero que compartía muchas de sus rigideces. Argentina salió de la crisis cuando declaró el default y después de un año muy duro volvió a crecer y lo ha seguido haciendo. Eso mismo podría pasar con Grecia.

–¿Piensa que es inevitable que dos o tres países salgan de la esfera del euro?

–La actual unidad monetaria es insostenible porque ha dividido a los países en un centro que se beneficia y una periferia que se perjudica. El quiebre llegará con los países periféricos. El centro quiere mantenerlos en el euro porque teme que, si se caen, el mismo euro podría peligrar. Pero el centro no está dispuesto a imponer costos a sus propios bancos o a su propio sistema fiscal. Esta contradicción llevará al quiebre de la Eurozona.

–Para muchos este camino es mucho más duro, como sería en el caso de Grecia con el regreso al dragma.

–Por supuesto que al principio habrá un shock muy fuerte. Pero supongamos que se cancela la mitad de la deuda y si a esto le acompañamos un crecimiento que ahora es imposible, la deuda será mucho más chica y se habrá incrementado la capacidad de pago del país, con lo cual se entrará en una situación de viabilidad que no existe ahora

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