Muchos economistas, pero en particular aquellos vinculados con el PRO, se han encargado en marcar que el principal problema económico de la Argentina actual es el déficit fiscal. Carlos Melconian decía hace un par de meses en un reportaje radial que “la inflación es una consecuencia, porque el problema principal es el déficit, que junto con otras medidas son decisiones enmarcadas en llegar a la otra orilla y dejar todo (el ajuste) para el que viene”. Por la misma época Federico Sturzenegger, diputado del PRO decía para La Nación que “el gobierno dejará un país con una de las inflaciones más altas del mundo... alto déficit fiscal y desequilibrios energéticos”. Rogelio Frigerio, presidente del Banco Ciudad, en el marco de unas jornadas organizadas por CAME, expresaba algo similar: “el gasto público se encuentra en niveles record de la historia”, pero que reasignando las partidas de subsidios, “el déficit público de la Argentina bajaría a la mitad”.

Es la simplista secuencia de los economistas ortodoxos por todos conocida: exceso de gasto fiscal que genera déficit, esto obliga a emitir y de ahí surge la inflación. Argumentos que forman una cadena secuencial anacrónica y discutible, pero no es el objetivo de esta nota refutar esa zoncera. Lo que interesa es comprobar si el PRO, que tiene casi ocho años gestionando la Ciudad de Buenos Aires, cumple con esta premisa que tanto preocupa a sus economistas.

La respuesta es claramente que no: sólo en uno de los siete años anteriores en la Ciudad Autónoma se registró superávit y todo indica que en 2015 las cosas serán igual, por lo tanto terminará siendo uno de ocho. Como decía Jauretche, “basta detenerse un instante en su análisis para que la zoncera resulte obvia, pero ocurre que lo obvio pasa con frecuencia inadvertido, precisamente por serlo.” O porque algunos quieren que pase inadvertido.

¿Y de qué manera creen que se financió ese déficit? Como la Ciudad no puede emitir dinero, se endeudó: la deuda pública durante la gestión de Macri se triplicó, pasando de 574 millones de dólares a casi 2.000 millones, con el agravante de que el 98 por ciento de ésta se encuentra denominada en moneda extranjera o atada a su valor. Todo a la inversa de lo que ocurrió a nivel nacional.

También dicen los economistas de Macri que hay que bajar la carga tributaria y las retenciones a las exportaciones. Una vez más, debemos ver qué hicieron en la Ciudad en estos años. Si bien es muy difícil de medir porque los incrementos dependen de diversos factores (tipo de propiedad, ubicación, etc.), nadie discute que la suba producida ha sido fenomenal. O sea, nuevamente al revés de lo que dicen que hay que hacer.

Como conclusión, el PRO promete en caso de llegar a gobernar la Nación, bajar la carga impositiva y eliminar el déficit fiscal, combinación que ya es en sí misma sumamente compleja. ¿Pero cómo hacemos para creerles si gestionando la Ciudad de Buenos Aires no sólo no lo han hecho, sino que además ocurrió exactamente lo contrario?.

* Docente UNLZ y UNQ.

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