MITOS ECONóMICOS › EVOLUCIóN DEL COMERCIO MINORISTA
› Por Andrés Asiain
En un reciente informe de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) se señala que el número de locales vacíos en la Ciudad de Buenos Aires se duplicó en el último año. Según el informe, en diciembre se detectaron 282 locales sin actividad comercial en las áreas relevadas, lo que representa un incremento del 117 por ciento respecto de los 130 locales sin actividad relevados a finales de 2013. Para la entidad que preside Carlos de la Vega, el incremento en el número de locales vacíos se explica por la menor actividad comercial, “la competencia desleal que representa la venta ilegal y por los ilícitos de los que frecuentemente es víctima”.
El informe de la CAC no indica la metodología del relevamiento, lo que genera ciertas dudas sobre la precisión de la información brindada. A modo de comparación, la firma LJ Ramos da cuenta de una disminución mucho menos dramática del número de locales comerciales ocupados. Según la mencionada inmobiliaria, al primer trimestre de ese año, la tasa de ocupación de los comercios se encontraba en el 88 por ciento, lo que significaba un descenso de un punto porcentual en la Ciudad de Buenos Aires y dos puntos en Zona Norte, respecto de los niveles de ocupación de 2013.
La atribución de la baja del número de locales ocupados a la venta ilegal tampoco parece tener demasiado respaldo informativo. En un informe de septiembre de este año, la misma CAC señalaba que la venta ilegal había crecido especialmente en las avenidas Pueyrredón y Avellaneda, sin embargo el número de locales vacíos se incrementó en las avenidas Corrientes, Cabildo y Santa Fe, siendo leve el aumento sobre Pueyrredón (6 locales vacíos más) y disminuyendo el número de locales vacíos sobre la avenida Avellaneda. Tampoco se aporta dato alguno que respalde la vinculación entre el número de locales vacíos con algún incremento de los asaltos a comercios.
La baja del nivel de actividad comercial como causante del menor número de locales ocupados parece tener un mayor sustento. El deterioro del poder de compra de los ingresos por la aceleración inflacionaria de comienzos de año generó cierta baja en el consumo. Ello se ve reflejado en los indicadores de ventas comerciales que muestran una disminución del 2 por ciento en los supermercados y 4 por ciento en los centros comerciales (datos a octubre deflactando las ventas por índices de precios provinciales). Esa merma en las ventas está en sintonía con una leve baja en el nivel de ocupación de los locales comerciales, tal como indica la firma LJ Ramos, pero no con el escenario catastrófico que pinta la CAC en su informe.
Un elemento que no considera la CAC al intentar dar cuenta del incremento del nivel de locales comerciales desocupados es el valor de los alquileres. Una práctica extendida en la Ciudad de Buenos Aires y otras zonas de alta cotización es pedir una cantidad de alquileres por adelantado como “llave” para ingresar, que en algunos centros comerciales llega a superar los 20. A eso se suman cláusulas de ajuste a valor dólar, que en un año de fuerte incremento del valor de la moneda norteamericana terminan empujando fuera del negocio a muchos pequeños comerciantes. La ausencia de impuestos punitorios a los propietarios que mantienen vacíos sus locales facilita esa política de expulsión del comerciante. La expansión de grandes cadenas concentradoras del comercio minorista tampoco es mencionada por la CAC, pese a ser uno de los principales factores de expulsión del pequeño comerciante en los últimos años.
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