Una nota publicada por el diario Clarín hace unos días se titulaba: “Argentina fue el país que menos empleo generó en la última década”. La misma se hacía eco de un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), que agrupa a ex funcionarios menemistas provenientes de las ultraliberales fundaciones Mediterránea y Novum Millenium. Allí se afirma que “Argentina es el país sudamericano que menos empleos generó durante la bonanza” vivida por la región entre 2004 y 2014. Las causas de nuestra aparente mala performance laboral serían “haber profundizado reglas que castigan la productividad y potencian la burocratización y la litigiosidad laboral”, la “falta de visión de la dirigencia argentina” y la “degradación institucional”.

El informe del Idesa se basa en datos de tasa de ocupación urbana de los años 2004 y 2014, tomados de un cuadro del apéndice del Panorama Laboral 2014, redactado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En ese cuadro, la OIT indica que en Argentina la tasa de ocupación pasó del 52,1 al 53,9 por ciento de la “población en edad de trabajar” a lo largo de la última década. Es decir, un incremento de 1,8 punto porcentual, levemente inferior al 2,2 que el cuadro arroja como incremento de la población ocupada para América latina y el Caribe en el mismo período. Para los miembros del Idesa esa evolución no es satisfactoria, ya que el resto de los países de Sudamérica incrementó su tasa de ocupación en 4 puntos porcentuales durante esos años.

Al respecto, vale aclarar que cuando se compara la evolución temporal de una variable, el período que se seleccione puede afectar gravemente los resultados. Por ejemplo, en Argentina la creación de empleo se concentró en los primeros años de recuperación económica tras la crisis de la convertibilidad. De esa manera, si se hubiera considerado el período 2002-2012, el incremento de la tasa de empleo sería de casi 6 puntos porcentuales, muy superior al promedio de la región. Al comenzar la muestra en 2004, el informe deja afuera los años de mayor creación de empleo con el objetivo de falsear la realidad del mercado laboral argentino, mostrándolo como de bajo dinamismo.

La intencionalidad opositora del informe queda aún más a la luz cuando se considera que sólo toman un indicador de la amplia información laboral que brinda la OIT. Si hubieran considerado otros indicadores básicos como la tasa de desocupación, hubieran llegado a la conclusión de que, aun tomando el período 2004-14, nuestro país lideró la disminución del desempleo junto a Brasil y Uruguay. La diferente evolución de la tasa de ocupación y de desempleo en Argentina se debe a una disminución de la población que salió a buscar empleo. Las causas por las que disminuyó el porcentaje de población que buscaba trabajo en nuestro país son materia de debate, pero puede haber influido la recuperación del empleo y el ingreso del sostén de familia, que evitó que otros miembros de la misma tuvieran que salir a trabajar, así como la mayor cobertura jubilatoria, que permitió retirarse del mercado laboral a muchos adultos mayores.

Los miembros del Idesa tampoco aportan evidencia alguna para relacionar la supuesta baja creación de empleo con alguna determinada orientación de las políticas laborales o económicas. No sólo los demás países de Sudamérica tuvieron políticas muy diversas, sino que países como México, que practican políticas de matriz liberal, han tenido un incremento en la tasa de ocupación inferior al de Argentina, aun considerando el período 2004-14.

[email protected]