Por Claudio Zlotnik

La Argentina no tiene términos medios. Con un riesgo país superior a los 5000 puntos encabeza desde hace rato el ranking de ese desolador indicador. Pero ese no es el único caso en el cual el país se destaca. También aparece como el campeón de las devaluaciones. Transcurridos tres meses desde el abandono de la Convertibilidad, el dólar ya subió 180 por ciento. Esta marca es un record si se toma en cuenta a las naciones que depreciaron su moneda en los últimos años, aun en aquellos que soportaron crisis muy graves, como Indonesia, Turquía, Rusia y Brasil.
Las últimas medidas tomadas por el Banco Central detuvieron la escalada del dólar, que en el peor momento llegó al 300 por ciento (1=4). Pero no alcanzaron para bajar a la Argentina del primer puesto entre los devaluadores. Al mencionado aumento del 180 por ciento de la moneda estadounidense en tres meses, en un período similar en Indonesia el alza acumulada fue del 43 por ciento (pasó de 2505 a 3574 rupias); en Turquía, 80 por ciento (674 a 1213); en Rusia, 162 por ciento (saltó de 6235 a 16.374 rublos); en Brasil, 65 por ciento (creció de 1,21 a 2,0 reales); y en México, 108 por ciento (3,47 a 7,25 pesos).
En todos esos casos, la disparada del dólar se dio en un contexto de crisis severa como la que vive la Argentina. Y el tipo de cambio recién se empezó a estabilizar cuando se acreditó la ayuda financiera de los organismos internacionales. Mientras tanto, las respectivas bancas centrales tomaron medidas para aquietar el dólar. Esta es la premisa número uno para que empiece a reacomodarse la economía.
En los hechos, y cuando vio que el dólar se escapó a 4 pesos, Mario Blejer, presidente del BC, le quitó el negocio cambiario a los bancos. Algunos de ellos, como el BankBoston, que habían salido a especular con un alza imparable de la divisa y una debacle política compraron fuertes sumas de dólares. La orden que habían recibido de sus casas matrices era salir al mercado cuando el dólar alcanzara los 3,50 pesos. En los últimos días, y después de que el Central encareciera los redescuentos (préstamos) a través de los cuales los bancos se financiaban para adquirir dólares, hubo importantes ventas de billetes por parte de las entidades financieras que necesitaron liquidez.
El Central también salió a comprar dólares a los exportadores en forma directa, sin la intermediación de los bancos. En resumen, el BC secó la plaza financiera y a las entidades se les hace muy difícil conseguir divisas a menos que operen por cuenta y orden de la entidad monetaria.
En la city aceptan que los últimos movimientos de Blejer tuvieron éxito. Pero, al mismo tiempo, los financistas advierten que si el dólar no baja más es porque no existen perspectivas de mejora en la economía. Todas las miradas están depositadas en las negociaciones con el FMI. De no haber acuerdo, los bancos volverán a pulsear con el Banco Central.