“La situación del sector textil es buena. Se han generado puestos de trabajo y existen condiciones de mercado capaces de favorecer las inversiones. La Argentina tiene un nivel salarial muy competitivo internacionalmente y nichos disponibles en materia de calidad y terminación de productos. El problema es la fuerte competencia de Brasil en fibras de algodón, corderoy e indumentaria, pero esa asimetría no se resuelve estableciendo cuotas o restricciones temporarias sino invirtiendo y negociando la distribución del mercado. La competitividad de Brasil no sólo está fundada en las políticas de estímulo a la exportación sino en una inversión llevada adelante durante los últimos diez años que posibilitó la modernización del sector y la ampliación de su capacidad productiva. Si queremos tener una industria textil hay que invertir, mantener un tipo de cambio real alto y discutir las asimetrías.”