IDEAS PARA UN NUEVO SISTEMA FINANCIERO
Dividir el mercado
Por R.N.
En 1994, en el país había 168 bancos que les daban trabajo a 122 mil empleados. Luego del efecto Tequila, y con el impulso de la política implementada por Pedro Pou desde la presidencia del Banco Central, la concentración bancaria diseñó el actual sistema, que está conformado por sólo 86 entidades y 100 mil trabajadores. Banqueros y analistas financieros coinciden en que a fin de año van a quedar menos de 40 bancos con 60 o 70 mil empleados. El problema no es sólo que el negocio se achicó por la fuga de depósitos. El factor fundamental que está haciendo analizar a muchas entidades la posibilidad de cerrar sus puertas es que piensan que van a pasar muchos años para que la gente vuelva a confiar en los bancos para depositar sus ahorros.
Distintas consultoras están trabajando en el diseño de un nuevo sistema financiero mucho más reducido. Una idea es intentar seducir a la gente que tiene sus dólares en cajas de seguridad o en sus casas para que realice depósitos offshore. Es decir, enviar los ahorros argentinos al exterior. Pero la idea que reúne más adeptos es la de dividir al sistema en dos. El plan es crear una banca transaccional, que tomaría depósitos en cuenta corriente y cajas de ahorro y colocaría una parte de esos fondos en activos de altísima calidad, como títulos de tesoro norteamericano. La mayor parte del dinero quedaría en el banco, listo para ser devuelto. De esta manera, los depositantes sabrían que estas entidades tendrían un muy bajo nivel de riesgo.
Al mismo tiempo existiría una banca llamada de inversión, en la que las entidades financieras actuarían de intermediarias entre empresas que necesiten fondos y los inversores. La gente podría comprar acciones de las compañías o participar en la creación de fideicomisos para financiar proyectos de inversión, entre otras cosas. El dinero no quedaría en los bancos sino que el ahorrista se jugaría a la suerte de los proyectos o compañías que financió. Los bancos actuarían como intermediarios y cobrarían una comisión por sus servicios.
El principal objetivo de quienes trabajan en diseñar un nuevo sistema financiero es convencer a la gente de que no va a arriesgar su dinero en un banco. Por eso en el caso de la banca transaccional proponen invertir el dinero en activos de alta calidad y en el de la banca de inversión les dan a los bancos el rol de intermediarios, que no tocan los fondos. La idea original no es nueva. Fue propuesta en Estados Unidos luego del crac financiero de 1930. Sus detractores afirman que tiene el defecto de ser procíclica. En épocas de bonanza económica, los ahorristas se arriesgan y llevan su dinero a la banca de inversión. Así los fondos se destinan a financiar la actividad privada y la economía crece. Pero en años de recesión y crisis económica, los inversores se asustan y huyen hacia la banca transaccional, con lo que dinero se va afuera del país, se desfinancia la economía y se acentúa la crisis.
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