¿Qué evaluación hace de los resultados obtenidos con la apertura del mercado telefónico que usted impulsó?

–La apertura fue una decisión adecuada. Hoy volvería a impulsar ese marco regulatorio y lo haría más competitivo todavía. Ahora bien, más allá de la crisis del 2002, que afectó muy fuerte a las inversiones, en estos últimos años noto que hace falta aplicar mucho más estrictamente las normas existentes. El Estado debería acelerar el otorgamiento de licencias, flexibilizar las reglas de uso y otorgamiento del espectro radioeléctrico para favorecer el desarrollo inalámbrico e intervenir como árbitro neutro cuando surgen conflictos entre prestadores.

¿La inacción estatal puede explicarse por un acuerdo implícito con las telefónicas históricas que incluyó el freno a la competencia para compensar el congelamiento de tarifas?

–Las tarifas no aumentaron porque, debido a la pauperización creciente de la sociedad, una política de aumento de precios hubiera hecho caer aún más el número de líneas telefónicas.

Las tarifas no aumentaron porque el Estado las congeló.

–Las telefónicas firmaron un acuerdo de entendimiento donde dijeron que podían mantener las tarifas congeladas. Además, durante los años 2002 y 2003 hubo un incremento de los ingresos porque se eliminaron los descuentos en abonos y llamadas de larga distancia. Por ese aumento se perdieron medio millón de líneas.

¿Entonces las tarifas no deben aumentar?

–Si fuera una telefónica tendría mucho cuidado de generar un cambio que me haga bajar el número de abonados, como ya pasó. Se podrían buscar otras opciones, como subir el abono y ofrecer tarifa plana. En París, una persona por el equivalente de 90 pesos por mes puede tener un abono que incluye 10 megas de banda ancha, llamadas telefónicas ilimitadas dentro de Francia y 30 canales de televisión. La tendencia en el mediano plazo es que haya una baja notable del costo de las comunicaciones telefónicas nacionales e internacionales. En cinco años, por la misma cantidad de minutos telefónicos que consumimos ahora deberíamos pasar a pagar tres veces menos.