TRANSFORMACION DE LA ESTRUCTURA ECONOMICO-SOCIAL
› Por Martin Schorr *
El golpe militar de 1976 buscó transformar de cuajo la compleja estructura económico-social que se había generado tras largas décadas de desarrollo industrial, proceso que no había estado exento de conflictos, contradicciones y limitaciones. Dos objetivos centrales de los militares fueron redefinir el papel del Estado en la asignación de los recursos y restringir drásticamente el poder de negociación que poseían los trabajadores. Pero fundamentalmente se apuntó a alterar de manera radical, y con carácter irreversible, la relación de fuerzas sociales derivada de la presencia de una clase obrera industrial acentuadamente organizada y movilizada en términos político-ideológicos, cuya fortaleza se potenciaba por su alianza histórica con ciertos sectores del empresariado local estrechamente vinculados a la expansión del mercado interno con eje en la industria, esto es: con lo que tradicionalmente se conoció como “burguesía nacional”. En otras palabras, se orientó a modificar las bases económicoestructurales que habían hecho posible la irrupción de fenómenos políticos como el peronismo y procesos sociales como el Cordobazo.
El proyecto refundacional de la dictadura militar que viene a concretar esta transformación radical de la economía y la sociedad argentinas, que por la forma en que logró congregar el apoyo del conjunto de las fracciones del gran capital suele ser denominado la revancha clasista, fue impuesto mediante el disciplinamiento represivo de los sectores populares, del cual la expresión más acabada son los 30.000 desaparecidos, los campos de concentración, la complicidad empresaria en la represión en los lugares de trabajo –como en los casos de Acindar, Astarsa, Ford y Ledesma–, la participación de importantes funcionarios de muchas de las principales firmas del país en ámbitos estratégicos del aparato estatal, la intervención de los sindicatos y el cercenamiento de conquistas laborales de larga data.
La reestructuración económica puesta en marcha en esos años tuvo un indudable impacto sobre los sectores productivos que sostenían el funcionamiento de la sustitución de importaciones. La conjunción de la reforma financiera de 1977 con la arancelaria y el endeudamiento externo, derivados de la apertura de 1979, interrumpieron el modelo de industrialización sustitutiva de importaciones. Desde allí en adelante el núcleo central del proceso económico no sería la vinculación entre la producción industrial y el Estado, sino la especulación financiera y la salida de capitales al exterior vinculadas a otro tipo de Estado, modificación que derivó en la contracción y la reestructuración regresiva de la producción industrial.
* Sociólogo, investigador del Conicet.
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