En 1990, el crédito a las familias –préstamos personales, hipotecarios, prendarios y financiamiento por tarjeta de crédito– representaba el 24 por ciento del total del stock de préstamos del sector financiero al privado; en la actualidad significa el 55 por ciento. Lo que ganaron las familias lo perdió el sector productivo. Pero no todos se vieron perjudicados. La producción primaria, que hace veinte años se quedaba con el 10 por ciento del total del financiamiento bancario a la producción, en la actualidad consiguió quedarse con el 19 por ciento, un salto del 90 por ciento. La mayor parte se destina a las actividades agropecuarias.

El Estado, a través del Banco Nación, viene realizando un aporte significativo al financiamiento de ese sector, con créditos en pesos a tasa fija subsidiada. Pero también los privados apuntan al campo. Una demostración de que lo evalúan como una actividad rentable y segura para colocar sus fondos. La industria manufacturera, por el contrario, vio caer su participación en el total de créditos a la producción de un 28 por ciento del total en 1990 a un 22 por ciento en la actualidad. En 2007 había retrocedido a un 17 por ciento de participación, pero la asistencia de la banca pública lo hizo repuntar.

Analistas de la banca privada consultados por Cash justifican esa disminución en “la inestabilidad del negocio industrial en el país”. El gerente de créditos corporativos de un banco privado de primera línea explicó que “el campo es un negocio lucrativo, bastante seguro y con un futuro enorme, gracias al crecimiento de la economía china; la industria depende de políticas locales, que suelen ser erráticas, cambian con cada gobierno y tiene una mayor dependencia de decisiones que se toman en las casas matrices del exterior, ya que las más importantes son extranjeras”. El reducido grupo de compañías que se dedican a los sectores de electricidad, gas y agua llegaron a concentrar en 1995 el 7,4 por ciento del total del crédito a la producción. En la actualidad, sólo retienen el 2 por ciento. La explicación que se brinda en el informe del BCRA y Economía es que, en la actualidad, la mayoría de las obras de gas, electricidad y agua las realiza el Estado y que muchas empresas, como Aguas Argentinas y otras del interior del país, fueron reestatizadas.

Otro rubro que perdió participación entre los préstamos que otorga el sector bancario es la construcción. En 1990 se quedaba con el 8,4 por ciento de los créditos corporativos, en el 2000 ya había caído al 5,5 por ciento y en 2009 apenas detenta el 4,0 por ciento del total. La explicación que encuentra el informe del Gobierno a ese comportamiento es que la casi desaparición del crédito hipotecario derivó en que la construcción de viviendas se realice en buena parte con capital privado fuera del circuito bancario. Se señala que en los últimos años un elevado porcentaje de las viviendas construidas son de tipo premium y que fueron compradas por inversores del sector agropecuario y externos. También se indica que, si bien el PBI de la construcción viene creciendo fuerte en los últimos años, la suba se debe en gran medida a las obras de infraestructura, viviendas y escuelas realizadas por el Estado