Pasé el fin de semana leyendo los textos de Museo de Borges y Bioy Casares. En otro viaje por (contra) los géneros vuelven a ponerse en escena costumbres de lenguaje que asociaron tragedias y puerilidades cotidianas con las más tremendas esperanzas científicas de época, conjuradoras de la vejez y de la muerte. Cuentan que coescribiéndolo, aprendieron a escribir de nuevo. Tal vez ayude también a seguir aprendiendo a leer.